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La elección del presidente del PRI en Yucatán está mostrando muchas aristas. Sorprende que lo que parecía algo fácil de hacer se le esté complicando a los mandamases del partido tricolor en la entidad.

Como nos comentan algunos miembros del PRI, mucho trabajo les costó a los “ismos” ponerse de acuerdo en Francisco Torres Rivas, el popular “Panchito”, para darle las riendas del “ex invencible”, como para no poder cuajar ese acuerdo por la presencia de algunos indisciplinados que no aceptaron esa decisión y decidieron lanzarse por su cuenta.

El alcalde de Sucilá, Diego Lugo Interián, es uno de esos rebeldes que no aceptó la línea de los jefes del PRI y con el apoyo de otros presidentes municipales se lanzó a desafiar los designios de los poderosos que se inclinaron por el ex secretario de Obras Públicas de Ivonne Ortega Pacheco.

El otro rebelde es Francisco Medina Sulub, quien con la amistad del vecino gobernador de Campeche y aspirante al PRI nacional, Alejandro Moreno, se sintió con la capacidad para enfrentarse a la cúpula priista.

A esto se le suma que el candidato oficial, Torres Rivas, no tiene el camino fácil, ya que fue impugnado por no cumplir los requisitos de la convocatoria al haber militado tres años en el Partido Verde Ecologista de México y haber sido diputado federal por ese partido durante el periodo 2015-2018, lo que hace que no tenga la militancia de siete años que se requiere.

También se acusa a la directiva de tener los dados cargados a favor del candidato oficial y manipular el padrón de militantes para intentar beneficiarlo; los operadores de Francisco Rivas entablaron acuerdos con los otro precandidatos para bajarlos; en círculos políticos se comenta que a Carlos Pavón le ofrecieron la Secretaría de Acción Electoral; al ex secretario de Desarrollo Social Walter Salazar, la CNOP; a Adolfo Calderón, la Fundación Colosio, y al diputado federal Juan José Canul, la CNC.

El 7 de abril serán las elecciones y parece ser que puede haber sorpresas y ganar uno de los candidatos “no alineados”, lo cual sería una grave derrota para quienes están acostumbrados a mandar en ese partido.

No son pocos los priistas resentidos que ven en esto una gran oportunidad para vengarse de quienes creen que los llevaron a perder todo el 1 de julio.

Tampoco son pocos quienes están pensando en dejar a su suerte a “Panchito” para no cargar con el peso de la derrota y con el rechazo de sus bases.

Falta mucho. Son más de 30 largos días de angustia y zozobra.

Veremos…

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