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Tus palabras son tus pensamientos, tus pensamientos guían tu conducta y tus acciones, y en ésa y éstas se refleja tu calidad de hombre o mujer, y se trasluce la nobleza o vileza de tus objetivos.

Así, ¿qué se puede esperar de una persona de lenguaje soez, de diatriba y ofensas rápidas y de carácter intemperado al que el presidente Andrés López quiere imponer, con la ayuda de los legisladores a su servicio, como director del Fondo de Cultura

Económica? Y no es la primera vez que se conduce de ese modo ante la prensa.
Al tipo se le hizo fácil referirse a los legisladores del Congreso de la Unión como un grupo que tiene que plegarse, someterse, a la voluntad del presidente en lo que se le ocurra a éste, así sea nombrar a un funcionario transgrediendo las leyes, modificándolas a su gusto y necesidades.

Qué triste papel jugarían diputados y senadores si el jefe del Ejecutivo federal se acostumbrase a tratarlos de esa manera, y qué peligro sería para toda la nación…

Durante el período de transición para pasar de Enrique Peña a Andrés López muchos pudimos ver y escuchar conductas y declaraciones preocupantes del nuevo jefe del Ejecutivo.

Varias de las cosas que ahora está anunciando nunca las planteó durante sus 18 años de campaña, y por lo que estamos observando será mejor que nos acostumbremos a manifestaciones, protestas y exigencias de personas que viven y hablan en los extremos de las ideologías, y quienes en estos tiempos de transición han percibido que podrán hacer y deshacer en la vía pública sin que ningún abuso o desmán sea castigado.

Uno de los factores que están fomentando en diversos sectores conductas extremas y agresivas –las cuales sufriremos todavía más durante el nuevo sexenio, ya verá usted–, es la reiterada decisión de López Obrador de no perseguir ni castigar a quienes hayan incurrido en conductas corruptas antes de este 1 de diciembre, y solo sancionar la impunidad y la corrupción a partir del inicio de su mandato.

Y hablando de conductas y declaraciones que reflejan una peligrosa negatividad, deberíamos temer que una persona llena de rabia, odio y sed de venganza como Elba Esther Gordillo –véale la expresión cuando declara ante la prensa o argumenta en reuniones– sea quien determine las cuestiones más importantes en la educación, principal herramienta para la formación de los mexicanos de calidad que ya le urgen al país.

¿Qué le espera a México si en este nuevo sexenio fuesen a prevalecer dirigentes y funcionarios soeces y vengativos?.

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