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Como era de esperarse, el inicio del nuevo gobierno federal está salpicado, casi saturado, de ambigüedades, confusiones, errores o cosas muy parecidas a errores, y dudas.

Por ejemplo, en el texto inicial del proyecto de presupuesto de egresos enviado por el Ejecutivo al Congreso de la Unión, ¿se quiso eliminar la autonomía de las instituciones educativas de nivel superior, como la UNAM, o solo se trató de un error, una falla por distracción?

Lo que haya sido, los medios de comunicación chilangos pusieron el grito en el cielo, pues se trataba de un eventual perjuicio para su público, su mercado natural, que no es la provincia.

La ceremonia disque para pedirle permiso a la Madre Tierra a fin de empezar la construcción del Tren Maya, ¿sirvió para algo o fue un acto engañabobos, para luego pedirles a los verdaderos dueños de la tierra, los campesinos sin dinero para trabajarla, que no vayan a realizar bloqueos porque hay que terminar el proyecto en el tiempo estipulado de cuatro años?

La incertidumbre alcanza fuertemente a la educación, pues muchos aún no concilian la afirmación que les hacen de que la reforma que emprendió Enrique Peña Nieto ha sido cancelada, y lo que evidencian los hechos en el sentido de que el presidente Andrés López envió al Congreso una iniciativa para aplicar otra reforma al sector, pero ésta a su modo, el cual por cierto no se conoce.

Con seguridad que miles de profesores simpatizantes de Morena y su dueño están contentos porque piensan que las cosas se harán de ahora en adelante como ellos querían, pero otros miles de maestros viven en la incertidumbre porque no saben si los esfuerzos que habían realizado para ser mejores profesionales serán tomados en cuenta o echados a la basura, a donde han ido a parar inclusive estructuras como el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación.

Usted probablemente ya se enteró de que en estos días, que normalmente son de preparativos para las fiestas de fin de año, trabajadores de dependencias de todo tipo y afiliados a sindicatos oficialistas viven también en la confusión porque a muchos de ellos no les han pagado ni la segunda quincena de diciembre –que normalmente les cubrían antes de salir de vacaciones–, ni un centavo de su aguinaldo.

Afectados de este tipo hay en el Issste, instituciones de salud y dependencias educativas descentralizadas (o algo así) como el Cobay, donde después de despedir sin aviso y sin examen a decenas de directores de escuelas, se convocó a éstos a un examen para medir su capacidad, pero de forma extemporánea porque primero les dieron de baja para colocar a personas amigas de quienes mandan en ese subsistema.

Hay pues confusión, nadie sabe hasta dónde van a llegar las transformaciones, cambios o venganzas. Nadie está a salvo, todos tienen que cuidarse...

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