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El cine es una gran caja de sorpresas que nos lleva por mundos nuevos, por espacios imaginarios y hasta nos permite aterrizar reflexiones complejas, con el simple ejercicio de la revisión detallada y el goce de estar dentro de una sala oscura, interpretando alguna o varias de las ideas que el director plasmó en su obra.

“Parásitos”, del surcoreano Bong Joon-ho, es una de esas cintas que rebasan el límite de la narrativa divertida, el de la propuesta crítica y el de la necesidad estética y construye un relato lleno de forma, intensidad y análisis social, es decir, una cinta portentosa e infinitamente disfrutable.

Parecen calificativos exagerados para una cinta, sin embargo, son bien ganados, pues tiene un efecto complejo, nutre toda la gama de sentimientos que el espectador pueda imaginar, llegando hasta lo más profundo de su ser.

Lo lleva de la risa nerviosa de una comedia negra a la fatalidad y tensión extrema al ver la sangre correr y las consecuencias de ello, sin dejar de lado que la música parece transportarnos en un barco que navega por aguas tranquilas, al guiar la implacable fotografía, cuya característica distintiva es que no permite al espectador perder ni un segundo la atención de lo que acontece en pantalla.

La fotografía de Kyung-Pyo Hong es el delicado vehículo que nos transporta al mundo de dos familias de clases sociales radicalmente opuestas, la de Ki-taek, humilde pero muy dispuesta a aprovechar las pocas ventajas que le da la vida y que gracias a un fraude consigue vincularse y llevar la relación al límite con la acaudalada familia Park.

La cinta, acreedora de la Palma de Oro del festival de Cannes 2019 por unanimidad del jurado, retrata dos mundos diametralmente opuestos, dos aspiraciones legítimas pero incompatibles, que orillan a las dos dinastías a luchar por imponerse, en un espacio y momento muy complicado.

Las ideologías de clase saltan a la mesa de debate sin lugar a dudas, pero, más allá de esta evidente reflexión, la codependencia de entes a todas luces disímbolos en carácter y procesos de vida es parte del atractivo argumental de “Parásitos”.

El trabajo histriónico de Song Kang-ho, Lee Seon-gyun, Jang Hye-jin, Cho Yeo-jeong, Choi Woo-sik y Park So-dam tampoco tiene falla alguna, se acoplan al relato de Bong Joon-ho sin el menor problema, dejando un buen sabor de boca al espectador.

Una obra compleja, pero completa, bastante redonda, que alcanza tintes de genialidad y que muy seguramente va a ser un referente del cine coreano contemporáneo durante mucho tiempo; hay incluso quienes la están considerando como una obra que pasará a la historia como clásico del cine mundial.

Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected] o sígame en mis redes sociales “CinematografoCeroCuatro” en Facebook y “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.

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