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Siempre es plausible el esfuerzo de hacer cine en un país como el nuestro. La complicada labor de concretar un filme es titánica y a veces imposible, lo cual nos ha demostrado la bella Martha Higareda, quien en esta ocasión llega a cartelera con otro proyecto de su autoría, dirigido por el cineasta argentino Ariel Winograd. Me refiero a “Tod@s caen”.

El filme que fue escrito, producido y protagonizado por la propia Martha Higareda, es casi tan predecible y lleno de clichés como sus anteriores producciones, demostrando que en verdad no es fácil hacer cine en México, menos aún películas que posean calidad artística y narrativa como carta de presentación, características de las que adolece esta comedia romántica.

La cinta nos narra los enredos en los que se ven inmiscuidos dos maestros del ligue, con tal de mostrarles el camino del bien a sus amigos. Se trata de Adán (Omar Chaparro) y Mía (Martha Higareda), quienes se conocen en un bar e intentan imponer sus estrategias el uno a la otra y viceversa, estableciendo una lucha por determinar quién cuenta con la mejor estrategia para hacer caer al otro en sus brazos.

Desde ahora, pensar en el final es muy sencillo, sin la necesidad imperiosa de contarlo; es muy fácil imaginarlo, amigo lector.

La belleza de Higareda es, con creces, un elemento indispensable de esta dinámica de filmes de comedia rosa, que, por mucho que intentan abonar al discurso narrativo, no encuentran la forma, quedándose en medianos intentos de sorprender, aunque, eso sí, dejando a sus espectadores frecuentes con un buen sabor de boca, porque no le cambian nada al esquema que les ha funcionado en taquilla.

El relato clasemediero, en el que también participan la mayoría de los actores de televisión, encabezados por Claudia Álvarez, Consuelo Duval, Edgar Vivar y Anabel Ferreira, no se sale ni tantito de la línea narrativa que le funcionó en cintas como “No manches Frida” (2016), “No manches Frida 2” (2019) o “Cásese quien pueda” (2014) –otro filme fallido- con la clásica comedia de pastelazo y con el barbaján que se vuelve príncipe azul.

Lo cierto es que con todas las deficiencias argumentales y narrativas que tiene, el filme va a poblar la gran mayoría de las marquesinas de todo el país y salir de cartelera hasta que se acabe el presupuesto publicitario que lo está impulsando.

Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias, escríbame al correo electrónico [email protected] o sígame en mis redes sociales “CinematografoCeroCuatro” en Facebook y “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.

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