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Cuantas veces no hemos escuchado que a mas de alguna persona le han recriminado con la frase “se durmió en sus laureles “, ignorando en la mayoría de las veces el motivo de esta frase.El origen se remonta a cuando a los poetas, emperadores y generales victoriosos, se les coronaba con guirnaldas hechas de hojas de laurel.

Pero había que mantener la gloria alcanzada, toda vez que si posterior al reconocimiento con la corona de laureles el destacado se dejaba de esforzar y no seguía trabajando para mejorar, se solía decir que “dormía en sus laureles”. Por cierto cabe destacar que existe otra frase con menos antigüedad y que es parte del lenguaje coloquial del colectivo y reza de la siguiente manera: “le comieron el mandado”.

Por lo que muy ad hoc a los tiempos, me preguntaría cuantos profesionistas o emprendedores desafían la gravedad, creyendo que con tal solo alcanzar la cima es suficiente. ¡Por favor, sin nombres!

Por otro lado y allende la primera y ancestral frase, quisiera platicarles que el pasado 15 de marzo del 2021, se celebró el Día mundial del sueño, sin pena ni gloria. El sueño, es una necesidad fisiológica indispensable para que el cuerpo obtenga a través de sustancias que libera en la noche, la restitución de tejidos sujetos a esfuerzos y lesiones.

Sin embargo, en el mundo moderno cada vez cuesta más conciliar el sueño. Estos trastornos no distinguen edad, siendo, de hecho, los jóvenes los más afectados.

Ningún especialista define exactamente cuántas horas se deben dormir. “La adecuada cantidad es aquella que nos permita tener un óptimo funcionamiento durante el día”

La falta de sueño afecta nuestro desempeño y nuestra emocionalidad, pero especialmente conlleva a una serie de consecuencias físicas como inflamación subclínica, atero-trombosis, hipertensión arterial, obesidad y diabetes tipo II. Esta falta de sueño se ve relacionada también con los trastornos de ansiedad generalizada, tan es así, que el consumo de ansiolíticos crece cada día y como consecuencia su dependencia física y/o psíquica.

¿Pero qué nos impide dormir bien? Sin duda los malos hábitos ocupan el primer lugar, seguido del estrés, tabaco, alcohol, bebidas energéticas, comidas con alto contenido calórico y pobres en fibra,falta de ejercicio, equipos electrónicos cual estimulantes por su luz artificial y los trastornos respiratorios del sueño como la apnea(roncar-dejar de respirar).

Por todo ello, tomemos en serio nuestra mala calidad del sueño, ya que sus consecuencias se han convertido en problema de salud pública. Y en cuanto a las otras áreas de tú vida, siguiendo con nuestra frase inicial, no dejes que tus logros sean opacados, defiéndelos y siéntete orgulloso de lo alcanzado y lucha por mantenerlos.

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