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Las zonas arqueológicas se cierran a la visita publica cuando el gobierno declara la contingencia sanitaria en el estado a causa del coronavirus Covid-19. En Uxmal y otros sitios de la zona llevamos dos meses sin la presencia de visitantes y solamente hemos hecho guardias y el personal especializado realizaba labores de limpieza y riego (antes de que Chaak nos enviara las primeras lluvias), ejecutamos asimismo trabajos de protección técnica y mantenimiento respetando la sana distancia y con el personal que no es vulnerable.

En la ciudad prehispánica que vivió la gloria durante su apogeo y posteriormente fue abandonada, tanto la flora como la fauna se apropiaron de sus construcciones cuando los reyes y la élite que vivieron en sus palacios y templos ya no estaban. Pasaron siglos y la ciudad se cubrió con la selva hasta que, nuevamente, los primeros viajeros exploradores, como Stephens y Catherwood, promovieron la visita con su obra escrita.

La difusión por ellos hecha llamó la atención de muchos viajeros exploradores que posteriormente llegaron Uxmal. Esta promoción, con el paso de los años, se convierte en un turismo masivo y ahuyenta a la fauna que se había apropiado de la ciudad y que es desplazada y se aleja de estas importantes construcciones.

La contingencia derivada de la pandemia de Covid-19 de nuevo ha propiciado que aquella fauna desplazada por la visita diurna y por el espectáculo de luz y sonido regrese a este entorno natural y ahora, a partir de los primeros rayos del sol, podemos observar una enorme cantidad de aves de colores muy variados anunciando el amanecer con su canto o quizá celebrando la recuperación de su espacio.

Hoy podemos mirar decenas de iguanas hembras comadreando sobe las legendarias piedras labradas de Uxmal, tal vez extrañadas por la ausencia de humanos que regularmente circulaban cerca de sus madrigueras. ¿Extrañarán las fotografías?, ¿estarán contentas sin la presencia humana? Ya es algo normal ver a los gavilanes sobrevolando en busca de su presa sin la perturbación humana. Debajo de los árboles de ciricote se reúnen los animales, como el tzu, saboreando los frutos maduros que han caído de la fronda.

En la administración del hotel Lodge, donde circulaban los huéspedes, actualmente son otros los merodeadores nocturnos, los puercoespines que se desplazan en el edificio y luego continúan su camino hacia su verdadera morada en el monte. En el Cuadrángulo de las Monjas se oye el sonido que emite el oso hormiguero.

La fauna nuevamente se apropia de este lugar que le habían ganado los humanos. Los que estamos regularmente en Uxmal disfrutamos de este fenómeno, donde los animales otra vez recuperan su espacio.

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