|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Hay muchas ocasiones en las que, a pesar de querer decir NO, decimos sí. La razón puede ser “el poder” de manipulación del que pide y las “obligaciones” autoimpuestas y miedos nuestros que nos llevan a acceder a lo que no queremos. 

Cuando se dice SÍ y se está pensando justamente lo contrario, nos deja siempre una sensación de molestia, de incomodidad y una frustración por la incapacidad de negarse.

Hay una serie de creencias que tenemos como correctas y que realmente no lo son. Por ejemplo, hay que complacer a los demás para no perder la buena relación y el aprecio de esta o aquella persona. Una persona sensata aceptará las negativas razonadas.

No se trata de negarse a cualquier favor o a algo que se nos pida, pero uno mismo decide si puede y quiere hacerlo. La educación recibida puede hacer pensar que se “debe” asistir a todas las invitaciones que recibimos, a todos los eventos sociales, etc., sin embargo, no siempre es posible ni se tiene el ánimo.

Un amigo nos comprenderá y justificará inmediatamente porque nos aprecia y valora. El respeto a uno mismo siempre deja una imagen positiva ante los demás.

Es una actitud en la que se ejercen habilidades aprendidas y talentos naturales como un buen lenguaje oral y gestual, también la inteligencia para ser oportunos, el manejo de las emociones, el encanto personal… y todo esto combinado con la tolerancia para aceptar y entender al otro, en sus circunstancias particulares, pero expresando nuestras opiniones o preferencias con respeto y firmeza.

A veces es difícil no solamente decir No en alguna situación, sino también pedir algún favor. Puede ser por “caer bien”, mostrándose siempre comprensivos, amables, serviciales y diligentes.

Nos hacemos mucho daño cuando no manifestamos nuestro desacuerdo en temas importantes o cuando hacemos lo que nos es inapropiado, ya que anteponemos las necesidades, opiniones o deseos de los demás a los nuestros.

Esto causa perjuicios de índole práctica, baja o nula autoestima y da la imagen de alguien con poco criterio y débil personalidad.

Detrás de esta “comedida” conducta puede estar el miedo a defraudar las expectativas de otros o a no saber ser firme o por simple pereza y comodidad.

Ahí está el miedo a no ser valorados, atendidos, tomados en cuenta y queridos así como a ser excluidos de algún grupo de personas “importantes” sin darnos cuenta de que el verdadero poder e importancia está en nosotros mismos.
¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton