La vida es... simple
El Poder de la pluma
Hay muchas ocasiones en las que, a pesar de querer decir NO, decimos sí. La razón puede ser “el poder” de manipulación del que pide y las “obligaciones” autoimpuestas y miedos nuestros que nos llevan a acceder a lo que no queremos.
Cuando se dice SÍ y se está pensando justamente lo contrario, nos deja siempre una sensación de molestia, de incomodidad y una frustración por la incapacidad de negarse.
Hay una serie de creencias que tenemos como correctas y que realmente no lo son. Por ejemplo, hay que complacer a los demás para no perder la buena relación y el aprecio de esta o aquella persona. Una persona sensata aceptará las negativas razonadas.
No se trata de negarse a cualquier favor o a algo que se nos pida, pero uno mismo decide si puede y quiere hacerlo. La educación recibida puede hacer pensar que se “debe” asistir a todas las invitaciones que recibimos, a todos los eventos sociales, etc., sin embargo, no siempre es posible ni se tiene el ánimo.
Un amigo nos comprenderá y justificará inmediatamente porque nos aprecia y valora. El respeto a uno mismo siempre deja una imagen positiva ante los demás.
Es una actitud en la que se ejercen habilidades aprendidas y talentos naturales como un buen lenguaje oral y gestual, también la inteligencia para ser oportunos, el manejo de las emociones, el encanto personal… y todo esto combinado con la tolerancia para aceptar y entender al otro, en sus circunstancias particulares, pero expresando nuestras opiniones o preferencias con respeto y firmeza.
A veces es difícil no solamente decir No en alguna situación, sino también pedir algún favor. Puede ser por “caer bien”, mostrándose siempre comprensivos, amables, serviciales y diligentes.
Nos hacemos mucho daño cuando no manifestamos nuestro desacuerdo en temas importantes o cuando hacemos lo que nos es inapropiado, ya que anteponemos las necesidades, opiniones o deseos de los demás a los nuestros.
Esto causa perjuicios de índole práctica, baja o nula autoestima y da la imagen de alguien con poco criterio y débil personalidad.
Detrás de esta “comedida” conducta puede estar el miedo a defraudar las expectativas de otros o a no saber ser firme o por simple pereza y comodidad.
Ahí está el miedo a no ser valorados, atendidos, tomados en cuenta y queridos así como a ser excluidos de algún grupo de personas “importantes” sin darnos cuenta de que el verdadero poder e importancia está en nosotros mismos.
¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.