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Sólo hay una cosa peor que hacer algo mal: no hacer nada. Al menos, quien pasa a la acción, aunque lo haga mal, aunque se equivoque, activa su voluntad y su intención.

¡Se ocupa!, dejando de rumiar algún tropiezo, en hacer algo. Para activarse tiene que entrar en juego la reflexión, la actividad mental. 

Pensar no es necesariamente elaborar un proyecto complejo sino, tal vez, tomar una decisión. La ausencia de reflexión, de creatividad, de empuje, de objetivos y metas da como resultado una barrera mental.

Hay personas que le llaman “desmotivación”.
Es cierto que en algún momento de la vida, incluso durante días, podemos pasar por una etapa desmotivadora. De hecho alguna adversidad o contratiempo generan una desmotivación.

Se siente cansancio, un bajón energético y eso hace que no se tengan ganas de hablar, de salir o de compartir actividades; triste y en casos muy graves puede llegarse a la depresión.

Por eso, es indispensable intentar seriamente, después de un revés emocional en la vida, animarse a buscar y encontrar algún otro proyecto; o bien se puede analizar en qué se ha fallado para corregir e intentarlo de nuevo y no desgastarse echando culpas a los demás, a las circunstancias o a la mala suerte.

Abandonarse al desánimo es sentenciarse a tener sentimientos y emociones de fracaso y apatía que conducen al desgano, al aislamiento y a la autocompasión, sintiéndose víctima, desvalorizándose, sin respeto alguno a sí mismo.

La acción hace la diferencia entre quien sufre desmotivación y quien no. Para esto hay que reconocer y vencer el miedo. Quitarse aquello de “lo haré mañana…”, porque quien todo lo aplaza no logrará nada.

Lamentablemente el mundo está lleno de personas que tienen grandes ideas y planes y en eso se quedan, ya que no llegan a la organización y a la acción.

Cuidado con hacer “castillos en el aire” y nunca ponerles cimientos en la tierra, o lo que es lo mismo, planear sin llegar a la realización.

Si cometemos un error, pensemos que ahí tenemos una ocasión de aprender. Así, tras la oportuna corrección, podemos seguir adelante y lograr lo planeado. No basta con querer algo.

Los cambios se realizan de adentro hacia afuera; en el momento en que modifiquemos nuestras creencias, las oportunidades llegarán aun sin buscarlas.

La mente estará libre para tomar decisiones acertadas y ampliar nuestro campo de acción.

Es importante rodearnos de personas positivas, proactivas y emprendedoras, que nos contagien la fe en lo que hacen y gocemos juntos los logros y aciertos de ellos y los nuestros.

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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