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La autoafirmación es poder expresar lo que uno piensa, siente y quiere. Sin embargo, es preciso lograr la habilidad para hacerlo en forma adecuada; es decir, con respeto, libertad, honestidad, naturalidad y oportunamente. 

Cuando la persona se expresa en forma asertiva, en el fondo está enviando el mensaje de que ella se hace responsable y se compromete con lo que está diciendo.

Es decir, en forma muy segura, “asertiva”. Lo contrario, es un lenguaje inseguro, vago e indeciso, el cual manifiesta que la persona no está totalmente segura de lo que piensa, afirma y siente.

En muchas materias se puede tener un grado de incertidumbre como para no afirmar nada al respecto, pero otra cosa es vivir permanentemente en un estado de inseguridad y de dudas.

La asertividad es la expresión de una sana autoestima y está estrechamente relacionada con la afirmación personal, con las habilidades sociales y las relaciones interpersonales, temas todos de mucha actualidad y materia de numerosos cursos, encuentros y talleres; especial aplicación de ella se hace en el mundo de los negocios y de las empresas, en una palabra en las interrelaciones humanas.

La asertividad es el respeto por uno mismo, que se traduce en seguridad tanto para expresar las necesidades personales como para defender los propios derechos, y, al mismo tiempo, respetar y defender los derechos de los demás.

No es arrogancia ni dominación psicológica. Permite expresar desacuerdos cuando se cree oportuno e importante hacerlo.

Hacer que los demás sepan que los escuchamos. Decirle a los demás lo que pensamos, sentimos y queremos.

Así que, la asertividad es defender tus derechos sin violar los derechos de los demás. La persona asertiva logra un comportamiento externo de seguridad, no evita la mirada del otro mientras habla, sabe decir que no y, también, aceptar sus errores.

La autoestima se fortalece con la asertividad y la convivencia concreta con el bien, como una realidad que saca a la persona de sí misma y la lleva a niveles de entrega generosa, que se manifiesta en satisfacción por el hecho de expresarse.

Se ha dicho que la mejor prescripción contra la neurosis es el mandamiento del amor: “Como te ames a ti, amarás a tu prójimo”.

Esto es válido para todas las personas en general. La necesidad de amor es la necesidad universal de la humanidad.
¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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