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Mientras no reconozcas tu parte en el problema, continuarás en él.- Anónimo

Existen personas que tienen un efecto muy real y específico en nuestra vida, emociones y actitudes, algunas veces nos sacan de quicio de tal manera que el rango de nuestras posibles reacciones es muy amplio y aunque se quiera establecer alguna cercanía y simpatía no parece posible. Puede ser porque las acciones de la persona no son congruentes con sus palabras y eso confunde; otras veces la relación nos resta seguridad o se tiene la impresión de que no se nos presta atención. Este tipo de desconexión es causa de sentimientos profundos de malestar emocional que puede llegar a manifestarse en malestar físico.

Si dicha situación se da en una relación de pareja, se puede sentir que el amor va disminuyendo. Ya no se experimenta calidez y afecto como antes. Es como si todo lo que hace “la otra persona” va destruyendo el amor. De hecho, esto puede ser una señal alentadora cuando la relación se torna “poco fácil” porque si “disminuye” el amor, eso indica que la persona en cuestión tuvo un lugar significativo en nuestra mente, corazón y vida porque cuando alguien nos ha importado existen mejores posibilidades de restablecer los lazos afectivos.

Puede ser que se haya intentado mejorar la relación hablando, razonando, invitando o amenazando, sin que funcione. Puede ser un problema de poder, en el que quien nos altera se vuelve dueñ@ de las decisiones en vez de que éstas se compartan en pareja.

En una buena relación se comparten responsabilidades, iniciativas, mejoras, alternativas y elecciones, más o menos equitativamente. Cuando un cónyuge detenta el poder y controla, el otro se siente oprimido, impotente y frustrado. Puede ser que ambos quieran y deseen llevarse de lo mejor, mas no han encontrado la fórmula.

También puede pasar que alguno reconozca que tiene sentimientos, comportamientos y palabras que ni a sí mismo le gustan. Posiblemente sea por la tristeza o el distanciamiento en la relación, que lo lleva a deseos de venganza o a los celos.

Quizá la peor experiencia de estar con una persona que nos descompone es perder la esperanza y pensar que las cosas siempre estarán mal, que hay que resignarse a vivir así o a terminar definitivamente la relación.

Se puede intentar sentir amor profundamente por la otra persona, pero al mismo tiempo ser LIBRE para responder en forma sana y efectiva a su insano comportamiento.

Para esto, necesitamos amor, seguridad, calidez, ánimo, mucha inteligencia para crear estrategias, verdad y retroalimentación. Vale la pena intentarlo.

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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