La persona íntegra, centrada, sabe lo que quiere. Tiene claridad acerca de sus propósitos, su visión, sus metas, y la capacidad de comunicárselo a otros. A lo largo de la historia ha habido muchas personas que han desarrollado el arte de pedir y obtener lo que quieren. Superaron todo tipo de obstáculos y le dieron forma a sus propios destinos. Al pedir y recibir, hicieron realidad sus sueños y contribuyeron de muchas maneras en la vida de otros.

Es bueno pedir apoyo para que uno alcance sus metas. Se necesita la ayuda y colaboración de otros. Hay que saber lo que se necesita y, muchas veces, pedirlo. Se puede pedir tiempo, instrucción, ayuda, educación y preparación.

Podemos pedir que nos enseñen cómo cantar, pintar, arreglar el auto, etc., igualmente orientación, opinión, puntos de vista y, al tomar en cuenta los buenos consejos, se puede descubrir la misión, aclarar los sueños, despertar el entusiasmo y aprender a pedir con eficacia, objetividad y creatividad.

Con información y guía se trabaja para mejorar los resultados, los ingresos y el desempeño. Todos tenemos alguna dificultad para pedir lo que queremos y necesitamos. Se presentan los mismos obstáculos: ignorancia, temor, orgullo e inseguridad que hay que afrontar, superar y seguir adelante creando la propia vida.

Es innegable que si otros pueden, tú y yo también podemos. Miles de personas han superado sus temores y su desconfianza en sí mismos. Han seguido adelante al lograr una beca en la universidad, al casarse con la persona de sus sueños, comenzar sus propios negocios, publicar un libro, aumentar su práctica privada, aumentar su clientela, duplicar y triplicar sus ingresos, comprar una casa como la imaginaron e irse de vacaciones a lugares exóticos sin pagar casi nada. Para esto, hay que cumplir ciertos requisitos: “Creer que se es dign@ de recibir lo que se quiere” y así recibir los regalos que da la vida, “Creer que lo puedo recibir” para eso hay que pedir con fe y seguridad. Algunos le llaman fe, otros confianza en sí mismos. En cualquier caso, creer que sí es posible, nos impulsa a la acción. “Actuar frente al miedo” sabiendo y confiando en nuestro guía interior y exterior. Lo que hace la diferencia es actuar aun teniendo miedo.
“Aprender de nuestras experiencias”. Saber que no se obtiene todo a la primera. Sencillamente hay que aprender de las experiencias y aplicar lo que aprendimos. “Ser persistentes”, ya que podemos hacer que las cosas sucedan si nos comprometemos y persistimos. Los “milagros” suceden todos los días. Recuerda, “la mente es creadora”.

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.