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Hay que tener siempre presente que se puede cambiar “la forma de ser”. Aquel dicho de: “Genio y figura hasta la sepultura” es falso. Si crees que por no haber ido a la escuela, a la universidad, por haber nacido en una familia con muchas carencias y por otras razones más que siempre y por eso serás alguien con pocas oportunidades, estás equivocad@. Siempre hay alguna otra opción. Educarnos a nosotros mismos, convencernos de que la autosuperación y la autoayuda son base infalible del desarrollo personal.

No importa de dónde venimos sino a dónde queremos llegar. Podemos elegir la emoción por existir. La palabra LIBERTAD se utiliza con significados diversos, sin embargo, Gutiérrez Sáenz (filósofo) expresa: “La libertad es una cualidad de la voluntad por la que elegimos un bien con preferencia a otros”. La libertad se manifiesta en el acto de ELEGIR. Podemos elegir, decidir, adoptar una dirección en lugar de otra reflexionando seriamente frente a los caminos que se nos presentan.

Toda elección implica una renuncia. Siempre está la necesidad de elegir un camino entre varios, imposible adoptar varios o todos simultáneamente. No todo se puede (por lo menos no al mismo tiempo). Hay gran riqueza en la vida humana: la ELECCIÓN.

Elegir algo es lo mismo que elegirse, ya que implica construirse el tipo de vida que se quiere. Todo el tiempo estamos eligiendo, entonces todo el tiempo nos estamos creando. Elegir es ejercer la propia libertad. Al elegir se da el compromiso generado por la responsabilidad de la elección personal. Es lo que hace que sintamos que nuestra vida tiene sentido y surge el deseo de la superación personal. Es un movimiento que surge del interior y es tan potente que se llega a la más auténtica emoción por existir. Quien no conoce ni practica lo que es hacerse responsable de algo o de alguien “tarde o temprano” experimentará un vacío existencial que se siente cuando se deja a un lado el compromiso con la existencia, con el milagro de la vida. Quien vive así es que no quiere afrontar su propia vida. Todos necesitamos estimulación. La clave está en sintetizarla en nosotros mismos, en forma de endorfinas que liberamos en el cerebro cuando y mientras hacemos con “pasión” lo que libremente hemos elegido hacer y vivir en nuestro propio tiempo de vida.

Esta gran diferencia de las formas de vivir conlleva la recompensa en sí misma. Tú, yo, podemos elegir vivir en constante frustración y amargura o emocionarnos por existir. La elección se hace real al ejercer la propia voluntad, pero para que ésta se active es preciso que se haya considerado con inteligencia ese camino escogido en libertad personal. Recordemos: la inteligencia propone a la voluntad el camino más viable: el BIEN.

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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