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Vaya mes de enero que estamos pasando, al igual que el de 2018, que hizo historia como uno de los más fríos y de mucha lluvia en los últimos 15 años.

Este enero 2019 no lo está haciendo nada mal, los frentes fríos se suceden uno tras otro y cuando todos los modelos nos indicaban que el del fin de semana antepasado sería muy intenso, pues no resultó, pero para sorpresa de todos el número 31 vino a hacerle el quite y se convirtió en un fenómeno meteorológico extremo.

Este sistema causó daños a la infraestructura de casi toda la Península de Yucatán y puso en peligro la vida de muchos; esperábamos un fuerte frente frío, pero éste rebasó ampliamente las expectativas y, lo peor, puso en evidencia a los meridanos, ya que sacó a relucir todas las débiles estructuras que conforman el panorama urbano.

Déjenme decirles que al impactar a toda la costa yucateca y parte norte y noreste de la costa de Quintana Roo y a Mérida y su zona metropolitana, puso en evidencia que hay mucho por hacer aún en la prevención ante fenómenos meteorológicos extremos, máxime que estamos en una zona que es y siempre será afectada por otro tipo de fenómeno meteorológico mucho más intenso y de mayor duración: los ciclones tropicales.

Bastaron tres horas y un viento entre los 50 y 90 km/h para ponernos a merced de la madre naturaleza y ver la parte más débil del ser humano: su integridad física, pero ¿a qué se debió esa fuerza inusitada que alcanzaron los vientos? ¿Se podía prever esta situación para estar mejor preparados?

La respuesta a la primera pregunta es que hay una explicación científica, pero no podía pronosticarse qué pasaría, por eso la clasificación de este frente frío No. 31 como fenómeno meteorológico extremo, que es consecuencia del cambio climático.

Algo que nos enseña es que hay que tratar de adelantarse a su posible aparición y a eso aún no estamos acostumbrados y siempre andamos muy confiados pensando que no pasará nada, solo un poco de heladez y ya, pero las condiciones de los nuevos sistemas meteorológicos siguen haciendo historia y la seguirán haciendo, si no pregúntenles a nuestros hermanos de la Isla de Cuba que también sufrieron el embate de este meteoro y ahí sí desgraciadamente, además de la destrucción de infraestructura, hubo muertes que lamentar y no recuerdan nada parecido en un mes de enero en muchísimo tiempo.

La explicación científica es que se formó una baja presión intensa al noreste de la punta noreste de la Península de Yucatán y eso provocó con la llegada del frente frío una tormenta de severas consecuencias al incrementar el gradiente de presión hacia nuestra zona, provocando que los vientos tuvieran las rachas ya anteriormente mencionadas y que abarcaron toda la zona costera peninsular.

¿Puede repetirse este fenómeno? Por supuesto que sí. Viene la temporada de sequía y si vuelve a acercarse a la zona un frente frío intenso el choque inminente de las dos masas de aire de diferente peso será de pronóstico reservado. Están avisados.

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