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Se va rápido el año, ya casi terminamos el primer trimestre, el balance de humedad sigue siendo negativo y se suma a lo que arrastrábamos de déficit del año pasado, lo cual hace que el panorama no pinte nada halagüeño en esta temporada de sequía 2019.

Solo ha llovido este año un 30% de lo que ya debía de haber caído de agua, de acuerdo con datos de las estaciones ubicadas en el norte y nororiente de la ciudad; en el resto del estado, salvo partes del este y sureste, la situación anda por el mismo camino.

Nos esperanzamos con el frente frío No. 44 que debió dejar acumulados importantes de lluvia durante varios días, pero nos quedó a deber, solo llovió en zonas muy dispersas y fueron lluvias muy puntuales y de corta duración; a esta lluvia se le conoce en el ámbito campesino como de las ciruelas y se caracteriza por ser abundante, acompañada de rachas de viento, carga eléctrica y a veces caída de granizo, pero este año no sucedió nada de eso.

Como ya comentamos, la mayoría de los modelos matemáticos de predicción nos indicaban que la lluvia era inminente, pues era un frente frío húmedo, pero para sorpresa de los meteorólogos no se cumplió el pronóstico. ¿Qué sucedió? La única explicación posible es que el fenómeno meteorológico de El Niño hizo de las suyas y le robó humedad a este evento.

Hay que recordar que cuando está presente el fenómeno de El Niño, aunque sea débil, produce una disminución de la humedad y por consiguiente de las lluvias y un ambiente más caluroso y seco, algo que se ha estado manifestando desde que entró en vigor a fines de enero.

Los frentes fríos seguirán llegando aunque estemos en plena temporada de sequía, pero falta ver si van a traer las lluvias que se necesitan, entre las cuales hay dos muy características: la segunda lluvia de las ciruelas, que debe ocurrir en abril y la de la Santa Cruz que debe caer a fines de abril o a principios de mayo, ambas acompañadas por lo general de vientos fuertes, carga eléctrica y posible caída de granizo. Ya veremos qué pasa.

Lo que sí es que llegando abril los frentes fríos serán más espaciados y menos intensos, apenas traerán refrescamiento de las temperaturas, un alivio para el fuerte calor y lluvias, pero no sería nada raro que tengamos mínimos acumulados de altura de lámina de agua o de plano cero, como ocurrió en 2001, 2002, 2006, 2007, 2008, 2009, 2011, 2012, 2014, 2017 y 2018, años que presentaron para un abril situaciones críticas con escasas o nulas lluvias.

Es importante recalcar que debido a los vientos cambiantes y los remolinos de viento que se forman están prohibidas las quemas de milpas durante abril, que se reanudarán en mayo y acabarán cuando empiecen las lluvias.

A aguantar que lo más duro de la sequía está aún por venir.

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