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Al llegar a mediados de agosto es conveniente hacer un análisis de todo lo ocurrido este 2019 hasta el momento: hemos tenido un año en el que han sucedido variedad de eventos meteorológicos durante esta ya más de la primera mitad, en donde el común denominador ha sido el calor, factor importante en estos meses; la causa es fundamentalmente la presencia del fenómeno de El Niño que comenzó a fines de enero con características de débil y duró hasta fines de julio.

Este evento provocó un incremento de las temperaturas en promedio y que los frentes fríos llegaran prácticamente secos o con poca aportación de lluvias, tanto así que las ocurridas en los meses de enero, febrero, marzo, mayo y junio estuvieron por debajo del promedio y aunque sí se presentaron temperaturas bajas algunos y muy puntuales días en los primeros tres meses, el calor dominó sobre el frío, algo que es común cuando ocurre El Niño, pero, más que récord de temperaturas, algo que nunca se alcanzó, sí las tuvimos arriba del promedio y cercanas a los 40 grados Celsius durante muchos días, lo que nos dio la sensación de que había demasiado calor.

En relación con las lluvias, se tendieron a regularizar en junio, aunque, con datos obtenidos en la estación ubicada al nororiente de Mérida, en ese mes hubo acumulados de 142.4 mm de altura de lámina de agua, por debajo del promedio que es de 179.7 mm. Lo que más nos llamó la atención es que la cantidad de lluvia se acumuló en pocos días, dominando más del 70% de días sin precipitaciones y eso hizo que en pleno mes de junio se presentaran temperaturas muy calurosas, por encima del promedio de que se tenía registro.

Las lluvias aparentemente se empezaron a recuperar en julio, que tuvo un acumulado de 274.8 mm de altura de lámina de agua, superando al promedio para ese mes de 150.2 mm y siendo este julio el más lluvioso de los últimos 20 años. Esas lluvias significaron que el evento de El Niño ya estaba por terminar, como finalmente ocurrió.

En relación con la temporada de ciclones tropicales, todo ha estado tranquilo hasta ahora, con la formación únicamente de dos sistemas tropicales, una tormenta subtropical y un huracán categoría 1, además de una depresión tropical que solo duró un día. Como se verá la afectación del fenómeno de El Niño también ha influido en la temporada de ciclones tropicales con sus vientos cortantes que evitaron la formación de ciclones tropicales, además de otras condiciones adversas, como el viento seco y el polvo del Sahara que también afectaron.

Ahora ya no hay El Niño y estamos en la canícula; es la razón por la cual hay aún mucho calor, pero es algo normal para un mes de agosto y con una baja en la cantidad de lluvia en promedio. Lo que sigue es que agosto concluya con un aumento en el promedio de lluvia una vez que acabe la canícula el martes 20.

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