Aniversario 33 de “Gilberto”, huracán que no se olvidará

Juan Vázquez Montalvo: Aniversario 33 de “Gilberto”, huracán que no se olvidará

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Era el lunes 12 de septiembre, un día más de chamba en el Caribe mexicano haciendo hidrología, a eso del mediodía un rumor empezó a correr, un ciclón muy fuerte se dirigía a la zona, así nos llegó la primera impresión, pero los habitantes del área nos calmaron diciendo que a ese bello paraíso que está creciendo como la espuma no le pegan los ciclones tropicales, ya que una gran bolsa de aire que existe en el Canal de Yucatán derivado de una Alta Presión natural los desvía y los envía al oeste de la isla de Cuba. Y como ejemplo véase lo que pasó con el huracán “Allen”, que nos amenazó en 1980 y a última hora se desvió.

Solo lluvias nos traen cuando mucho, dijeron a coro muy confiados los lugareños de la zona que trabajaban con nosotros. Un año antes, para las mismas fechas, laboraba en la llamada Milla de Oro entre Cancún y Puerto Morelos, con el mar en pleno septiembre muy tranquilo como un plato y calientita el agua, ahí, los pescadores ya grandes me decían que era un mal augurio para Quintana Roo que el mar Caribe esté tranquilo y caliente, que no era normal y seguramente si no en ese año (era 1987) al siguiente vendría un gran huracán; cuánta verdad tenían sus palabras.

En aquella época aún no me dedicaba de lleno a la meteorología, pero ya hacía indagaciones por mi cuenta, por lo que fui a visitar esa misma noche a un amigo que era aficionado al estudio y que tenía su parabólica que captaba la señal de El Canal del Tiempo de los EU. Lo encontré muy asustado, ya que me dijo que mirara ese monstruo que estaba pasando sobre Jamaica y que se llamaba “Gilberto”, un huracán categoría 4 que se dirige a nuestra zona, tan grande que aunque dé la vuelta nos tocará, afirmó alarmado. Yo pensé que ese sistema tenía dos caminos, dirigirse hacia el canal de Yucatán y oeste de Cuba, o hacia el norte de Quintana Roo, es decir, a nosotros.

Checamos las lecturas de un barómetro que tenía en casa y me comentó que desde el domingo por la noche empezó a caer su valor y que no se recuperaba lo suficiente dando curva hacia abajo, por lo que deducimos que era para nosotros y, lo peor, la Baja Presión de “Gilberto” descendía de tal forma que seguiría creciendo hasta alcanzar la máxima categoría 5 en un día. Le pregunté si ya había informado a su amigo el Capitán de Puerto, a lo que me dijo que sí, y que como no le hicieron caso, al día siguiente (martes 13) habría una reunión de emergencia por si acaso.

El martes amaneció con lluvia y muy nublado en el norte del Caribe mexicano, “Gilberto”, que se encontraba todavía entre Jamaica y Gran Caimán, con su extenso manto nuboso ya estaba sobre el norte de Quintana Roo, su dirección oeste y noroeste lo enviaba directo a Cancún y ya nada lo desviaría. Esa noche se convirtió en el peor huracán que el Atlántico haya visto al alcanzar la categoría 5 y dirigirse directamente a las modernas instalaciones turísticas del Caribe mexicano. Ustedes ya saben qué fue lo que ocurrió y eso es historia pura.

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