Con el título que antecede, el próximo 22 de agosto se estrenará en Monterrey una obra musical escrita por Fernando Canales Clariond sobre la vida y obra del insigne compositor yucateco Augusto Cárdenas Pinelo, a la que he sido invitado por el productor del proyecto. El reparto lo encabezan Odiseo y José Ángel Bichir, hijo y nieto de mi compañero teatrista Alejandro Bichir que ahora vive en Mérida, y la dirección es de Hernán Galindo. Las diez funciones programadas tendrán lugar en el Centro Cultural Plaza Fátima, en la Colonia del Valle de San Pedro Garza García. La obra está inspirada en mi libro “Guty Cárdenas, su vida y sus canciones”, publicado en 2005, con ocasión del centenario del natalicio del notable compositor que vio la luz primera en Mérida el 12 de diciembre de 1905, y cuyas cenizas reposan en el Monumento a los Creadores de la Canción Yucateca, de la Sociedad Artística Ricardo Palmerín, desde el 14 de abril de 1958.

En Monterrey tendré como anfitrión al actor Gonzalo Duarte, nieto del notable poeta yucateco Carlos Duarte Moreno y quien el año pasado tuvo una relevante participación en la obra “Por debajo de la mesa” del mismo autor. A Gonzalo lo conocí en Mérida, cuando acompañó la traída de las cenizas de su ilustre abuelo, en marzo de 2009, para ser homenajeadas en el Teatro Peón Contreras y depositadas en el Monumento mencionado.

En este viaje tendré oportunidad de departir con dos conocedores de la trova yucateca, Arnulfo Tamez Leal y Gustavo Leal Benavides. El primero acompañó, en marzo de 1988, la traída a Mérida de las cenizas del compositor Carlos Salazar Manzanero, pionero de nuestra trova en Monterrey, autor del bambuco Mi ensueño y de la jarana Xocbichuy. Tamez y Leal Benavides estuvieron en nuestra ciudad, en junio de 2018, acompañando la traída de las cenizas del trovador y compositor Enrique Cáceres, quien fuera primera voz del trío Los Panchos. Los dos compositores, igualmente, reposan en el Monumento.

Guty Cárdenas tuvo carrera meteórica. Vivió tan sólo 26 años, tres meses y 25 días. Su primera canción fue Rayito de sol, con letra de Ermilo Padrón, escrita en el parque de Santa Lucía, en mayo de 1924; y la última, El caminante del Mayab, con textos de Antonio Mediz Bolio, estrenada en una tardeada dominical del Bosque de Chapultepec, en 1931. También es autor de Nunca, Quisiera y Golondrina viajera, con letras de Ricardo López Méndez; Ojos Tristes, con Alfredo Aguilar Alfaro; Para Olvidarte, con Padrón López; Peregrino de amor, con Bernardo Ponce; Fondo Azul, con Ignacio Magaloni; Pasión, con Luis Rosado Vega; Flor, con Diego Córdoba y Juan Antonio Pérez Bonalde; Dile a tus ojos, con Gabriel Antonio Menéndez; A qué negar, con Federico Gamboa hijo; Yukalpetén, con Mediz Bolio; Blanca rosa, con Antonio Plaza, y otras más.