Estimado lector, ¿alguna vez te has dado la oportunidad de conocer a los niños, jóvenes y adultos con alguna condición diferente a la nuestra o discapacidad?¿alguna vez te has dejado maravillar por sus ocurrencias y su sinceridad al hablar, su mentalidad siempre positiva?, ¿te has dado la oportunidad de platicar con ellos al menos 5 minutos? Si aún no lo haces, déjame decirte que te has perdido de una de las mejores enseñanzas que la vida te puede ofrecer, lecciones que se quedan grabadas en lo más profundo del ser y que si lo permites te cambian la vida para siempre.

Por el trabajo, he tenido ocasión de visitar varias de las instituciones, centros y escuelas en donde estos héroes de diario se superan un paso a la vez, demuestran el valor de la paciencia y la perseverancia; para ellos no hay prisa, disfrutan cada uno de los logros como si fuera lo más grande, algo que parece que a muchos se nos olvida y cambiamos la sonrisa por un ceño fruncido. Y podría hablar de muchas anécdotas y personajes con los que he platicado, pero sería injusto no nombrar a cada uno, por eso prefiero por esta ocasión generalizar el comentario, ya que todos me han regalado, además de una gran enseñanza, su amistad que se refleja en un abrazo cargado de gran fuerza y cariño, que dan sin pedir nada a cambio.

Por eso creo que debemos tener una mente más abierta, ser incluyentes, no cerrarles las opciones y oportunidades para que demuestren de todo lo que son capaces; les aseguro que para ellos el cielo es el límite y si queremos una sociedad más justa debemos empezar cambiando nuestra mentalidad; hoy en día se avanza en este tema, pero a paso lento, aún existen personas que prefieren hacerse de la vista gorda y dejar que las injusticias contra estos guerreros sean mayores; no seamos parte de eso. Recuerda que para transformar el mundo puedes hacerlo con un granito de arena a la vez. Créanme que deja mucha satisfacción trabajar por una sociedad más incluyente.