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En la entrega anterior hablamos sobre las generalidades de la novela gráfica Asilo Arkham, ahora veremos la estética de la narración, la cual actualiza y retoma los elementos del género gótico y aplica técnicas visuales con elementos fotográficos para crear una atmósfera plagada de pasadizos ocultos que desembocan en cuartos secretos envueltos en la penumbra.

Los autores aplican los recursos literarios de la novela gótica para expresarla en dibujos, como es la niebla, cuartos ocultos, paredes escritas con sortilegios mágicos, oscuridad, la noche y monstruos dispuestos a destazar al caminante descuidado. Para reforzar ese ambiente tétrico, el Joker es presentado como un psicópata con miles de asesinatos en su haber. Él ocupará el lugar de Virgilio en la narración, es el encargado de guiar a Batman por los corredores de su locura y revelar a los lectores que Bruce Wayne es solo una máscara, ya que su verdadero rostro es el disfraz que porta.

La narración comienza el primer día de abril, fecha marcada como el Día de los Inocentes en Estados Unidos. Es una fecha simbólica en la ficción, ya que la esposa y la hija del fundador del asilo fallecieron ese mismo día. En ese punto convergen ambas historias, para Batman y Amadeus Arkham significó el principio de su viaje a la locura, sin que el texto lo mencione, debemos interpretar cada fecha y símbolo, sobre todo cuando el protagonista entra al asilo que ha sido tomado por los internos que han apresado a los trabajadores del lugar. Con la condición de dejarlos libres si el héroe pasa una noche con ellos para demostrarse a sí mismo que en realidad está cuerdo.

Los diálogos y pensamientos de Batman son estructurados en una prosa vertiginosa, a través de alusiones simbólicas que arrastran al lector por los pasillos de sus obsesiones y miedos. La construcción de la narración es impecable y desemboca en la frase de Batman confesándole a Jim Gordon: “Tengo miedo... que cuando las puertas de Arkham se cierren sobre mí... sea como estar en casa”.

Para disfrutar este relato, debemos investigar cada uno de los símbolos. Sobre todo porque las alusiones de los diálogos hacen referencia a las cartas del Tarot; existen referencias zodiacales, mitología cristiana, pasajes del Rey Arturo, al Santo Grial y Odín. Además, hay referencias a personajes históricos y alucinógenos. El mundo de Arkham es narrado visualmente, convergen dibujos nebulosos trazados con acuarelas, collage y fotografía, mientras que la cadena de símbolos es plasmada entre las viñetas, donde los símbolos del Tarot no son adornos, sino que significan una pluralidad de lecturas de la obra.

Una historia trazada en los umbrales de la violencia simbólica, que fortalece el ambiente oscuro y plasma todo el potencial mitológico del personaje. Es un trabajo que obliga a reflexionar sobre la necesidad de actualizar los mitos y temas literarios, dotándolos de modernidad.

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