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Uno de los mayores temores de los empresarios radica en la posibilidad de una quiebra de su negocio, la cual consiste en una situación en la que al propietario le resulta imposible cubrir sus deudas con los recursos económicos con los que cuenta.

La situación mencionada no surge de la noche a la mañana, ni se presenta en un corto lapso; por lo general es el resultado de un proceso prolongado en el cual se han tomado decisiones equivocadas.

El quebranto empresarial se manifiesta mediante diversos síntomas, los cuales en muchas ocasiones pasan desapercibidos por parte de los propietarios, pero que no debieran quedar ocultos ante los ojos de los administradores financieros, quienes deberían ser los primeros en darse cuenta de esta situación.

En mi opinión, son cuatro los factores que por lo general son la cuna de esta situación: 1) la falta de control y el exceso de confianza de los administradores en las cuentas relacionadas con los activos circulantes (efectivo, cuentas bancarias, clientes e inventarios); 2) la forma de financiar la adquisición de activos fijos (maquinaria y equipo); 3) el acelerado crecimiento de la organización; 4) factores fortuitos y ajenos a la empresa (lo cual es poco común).

¿Qué sucede antes de la quiebra? Antes de declararse en quiebra la empresa empieza a manifestar determinados síntomas: despidos inusuales de personal sin explicación alguna, incumplimiento en la entrega de pedidos a clientes, eliminación de bonos o comisiones al personal, falta inusual de pago a proveedores, desabasto en el almacén de materia prima, contratación de créditos a alto costo.

En muchas ocasiones se piensa que la quiebra es producto del endeudamiento excesivo, pero, al final de cuentas, éste es una manifestación de la presencia de los cuatro factores antes mencionados.

El quebranto empresarial puede ser prevenido e incluso detenido, siempre y cuando sea detectado a tiempo. Para que ello ocurra se deben establecer rigurosos controles en las decisiones de inversión, financiamiento y administración operativa.

Es precisamente en este punto en el cual los administradores financieros juegan un papel relevante, pues son ellos los que con base en procedimientos como el análisis financiero y el monitoreo frecuente de sus indicadores de liquidez, endeudamiento, administración de activos y rentabilidad, podrán detectar los momentos en los cuales una empresa tiende a inclinarse a una futura situación de quebranto financiero.

En mi experiencia profesional he observado que existe una negación natural de los propietarios ante la situación de quiebra, pues se piensa que los síntomas anteriores son situaciones pasajeras o producto de malas rachas.

Lo cierto es que solo basta una serie de malas decisiones administrativas y financieras por un tiempo prolongado para que una empresa tienda a la quiebra.

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