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Cuando el pasado 6 de diciembre, en Oxkutzcab, el gobernador Mauricio Vila y el presidente municipal Raúl Romero cortaron el listón inaugural de la importante “Feria de la Naranja”, dio inicio uno de los eventos más esperados por los habitantes de esta bella localidad sureña y sus alrededores.

Fue un vistoso arco tapizado de naranjas el que dio la bienvenida a más de 340,000 asistentes a tan prestigiada feria y que mediante el consumo de productos y servicios generaron una positiva e importante derrama económica en favor de la localidad.

Es importante resaltar el gran dinamismo económico que se genera con esta feria, pues productores, prestadores de servicios (incluyendo los tricitaxistas), empleados y consumidores se fundieron en lo que los financieros llamamos una total relación de “ganar-ganar”.

Este evento es relevante porque atrae al turismo nacional y extranjero y también por representar una ventana de oportunidades para poder exhibir una amplia gama de productos del campo y artesanales, así como la cultura de nuestro Estado.

Este último punto cobra relevancia si consideramos que la única forma de combatir los estragos que la globalización ocasiona en nuestras raíces y tradiciones es precisamente con la creación de eventos que promuevan nuestros rasgos culturales.

Mediante esta feria, me dio gusto comprobar que nuestra cultura en su faceta artesanal palpita más que nunca y representa una gran oportunidad de negocio, pues fueron muchos los productos de este tipo que fueron adquiridos por los asistentes al evento.

“La Feria de la Naranja” se distinguió por majestuosas e imponentes recreaciones piramidales, las cuales, muy bien iluminadas y cubiertas por cítricos distintivos de la zona, rindieron honor a la inigualable arquitectura del Mayab, provocando gran admiración y asombro entre nacionales y extranjeros.

Este tipo de eventos generan beneficios para todos; durante el trayecto a la feria, observé que en la puerta de muchos hogares se instalaban mesitas con productos que se ofrecían a la venta a los transeúntes.

De igual manera percibí una gran participación de la mujer en las actividades comerciales; hecho que no es cosa menor, si se considera que son muchas las agrupaciones y gobiernos que todos los días suman esfuerzos para el empoderamiento de este importante sector. La feria expuso oportunidades de negocio a todo aquel que supiera y quisiera vislumbrarlas.

Así como en 1985 fue la primera edición de la Feria de la Naranja, el día 16 de este mes llegó a su fin la versión 34, la cual durante 11 días dejó constancia de que, sin importar colores partidistas, cuando la población, productores, comerciantes y autoridades marchan de la mano y en la misma dirección se pueden obtener resultados positivos para esta bella localidad sureña y en consecuencia para Yucatán.

Felicito al alcalde Raúl Romero y a todo el comité organizador, desde intendentes, operativos, oficinistas, etc., quienes sumaron esfuerzos para tan exitoso evento. Pero los felicito más por demostrar a México y al mundo que la mejor naranja del orbe ¡es orgullosamente de OXKUTZCAB!

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