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El asunto de la infidelidad es antiguo, afirman La Columna Viernes Cultural y El Transcriptor, y recuerdan la sentencia bíblica: “Nada hay nuevo debajo del sol”. Es considerada un pecado y sinónimo de adulterio, prohibido éste en los mandamientos de Jehová. El Corán admite otra interpretación: se refiere a los que niegan o no aceptan el islam; el adulterio/ fornicación se considera como “una deshonestidad, mal camino”.

En esas veredas pecaminosas o malas y deshonestas anda el aspirante a rey de Inglaterra, el Duque de Cambridge; se dice que cometió adulterio, al ser infiel a su reina (cuando aquél lo sea): en medios ingleses se señala que “el príncipe le habría sido infiel a su esposa con su mejor amiga y vecina, la Marquesa de Cholmondeley”, según las notas de la “prensa del corazón”.

Los queridos de los viernes siguen saboreando sus sendos espressos dobles, por supuesto en tazas de porcelana china, de las dinastías de Shang y Zhou, y continúan con las noticias internacionales, que acusan en Estados Unidos a un aspirante presidencial por haber tocado “inapropiadamente” a unas simpatizantes: a una le “plantó un gran beso lento en la parte posterior de mi cabeza”, y a otra le “frotó su nariz con la mía”; el político negó los cargos.

¿Quería ser infiel?, se preguntan nuestros personajes. No lo sabemos, a lo mejor no sabe pedir “aquellito” a sus compatriotas y lo hace de manera burda y acosadora. Concluyen: Es probable que su mayor aspiración sea tener a una “len-winsky” en el salón oval para asuntos orales, no precisamente juicios. En fin, usemos mejor el lema de la 4T, “amor y paz”, y no nos metamos en política exterior.

Dicen los también próceres de los viernes: Hace algunos ayeres se informó que, en México, la edad donde se presenta en mayor medida la infidelidad es en el rango de 33 a 45 años, en donde 3 de cada 10 son infieles; y que la mitad de las personas infieles prefieren hacerlo con un amigo de su pareja.

No tengo datos actualizados, indica La Columna Viernes Cultural, quien añade que su chichí sostenía que “todos los hombres, en un momento de su vida, olvidan el pavo que tienen en su casa y van a probar xix de sebo”; ella solo decía verdades, presume.

Luego de reflexionar sobre el tema, llega el momento de saber la realidad: La columna Viernes Cultural confiesa, bajo protesta de decir verdad, que se encuentra entre los mexicanos que nunca, nunca, han sido infieles a nada y a nadie.

La comparecencia judicial continúa y se asoma El Transcriptor, y declara indignado: “¿¡Qué, yo infiel!? ¿Quién afirma semejante estupidez? Si todo el mundo me conoce, yo jamás podría cometer tan deleznable, horrenda atrocidad pecaminosa. ¡Yo soy un hombre fiel de toda fidelidad! A las pruebas me remito: he sido, soy y seré fiel… al ¡libro impreso!

Personas intachables, decentes y honorables, más que la Cartilla Moral en ciernes, La columna Viernes Cultural y El Transcriptor se alejan del juzgado con la certeza de haber cumplido con el altísimo deber moral de manifestar su fidelidad hasta que la muerte los separe.

De nada… Saludos…

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