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Ya casi son las tres de la tarde, y La Columna Viernes Cultural y El Transcriptor se preparan para checar su tarjeta de salida de la Secretaría de Educación Pública, ubicada cerca del antiguo Palacio de la Inquisición, luego de una intensa jornada de trabajo, que comenzó antes de las siete, con el mañanero y la mañanera.

Precisan: El primero es el espresso doble, que beben, por supuesto, en tazas de porcelana china de las dinastías de Shang y Zhou; y la segunda es la aparición cotidiana de Amlover en Palacio Nacional, ampliamente difundida por prensa, radio y televisión y redes, excepto la prensa fifí y los conservadores.

Suspiran recordando la jornada de hoy, en orden cronológico, primero checar la tarjeta, previos saludos a los compañeros, interesándose en la salud de todos, abrir los escritorios y sacar las carpetas y los lápices, y una vez listos, salir a desayunar tortas de jamón, queso y chorizo, y dos especiales de huevo, bistec, pollo, aguacate, frijolitos, y salsa verde, hummmm, delicioso el desayuno de trabajo.

Vuelta a la oficina, a preparar el cafecito, con bolitas de queso, y después, ahora sí, ya casi son las doce del día, a trabajar. Pero, resulta que nadie entra ni siquiera a darles los buenos días y preguntar dónde se tramita el cobro de ciertas prestaciones económicas conquistadas por la organización sindical, para mandarlos a las ventanillas 15 y 22, que ahora están de receso vacacional, por la semana santa.

¿Qué pasa, dónde está la gente? Mientras averiguan, algunos tejen chambritas y otros venden raspaditos como el de “Fabulosos 7´s, para ganar hasta 3 veces y ganar $100,000”. Por fin, alguien viene, agitado y apurado, y balbucea: compañeros, una desgracia, la CNTE está bloqueando todas las calles del centro, exige plazas para todos y pase automático de los egresados de las normales.

Empieza el desorden en las apacibles oficinas educativas, qué barbaridad, no tienen remedio, no, pobrecitos, les han hecho evaluaciones punitivas, los han cesado por culpa de la mal llamada reforma educativa. Y desde la ventana se oyen las consignas: “La plaza es mía y de nadie más, y la debe heredar mi heredero”; “pase automático a los normalistas, incluso a los repetidores, no se discrimina a nadie”; todos oyen y nadie escucha.

Ya casi son las tres y hasta mañana, cuando, de pronto, el subsecretario A les arrebata sus tarjetas y los conmina a retornar a sus escritorios, rápido, hay una consigna mayor de la superioridad de la 4T. Es “El Memorándum” que soluciona la reforma educativa, sin necesidad de congresitos ni legisladores: “No hay que hacer caso a lo que dice la Constitución ni las leyes que de ella emanan”.

Es una tarea urgente, les dice, al tiempo que les ordena reproducir en miles de tantos el documento presidencial para todos los maestros de la CNTE, del SNTE y de todas las demás formaciones sindicales.

Los queridos de los viernes, molestos, recuerdan a las progenitoras de los directivos educativos, pero cumplen con su deber y reproducen “El Memorándum”, satisfechos de haber contribuido a salvar y proteger a la República amorosa.

De nada… Saludos…

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