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La Columna Viernes Cultural se compadece de los “conservadores” de la Secretaría de Administración y Finanzas, en sus afanes de conseguir más dinero para el gasto público del próximo año. Han de estar como la hormiguita del cuento, que se encontró una moneda de oro: “Si compro dulces, se me acaba; si hago mi casa más grande, se me acaba…”. El presupuesto es de más de 42 mil millones de pesos, a los que habría que sumar los 2,620 millones de “Yucatán Seguro”, y aun así se les “acaba”, para satisfacer las exigencias sociales.

Las cuentas no terminan de salir, de ahí entonces la propuesta de cobrar una tarifa por noche de hospedaje al turismo; el reemplacamiento de los miles de vehículos registrados por la SSP; el gravamen por cuestiones de seguridad y ambiente, y uno nuevo sobre “movilidad”, y ni así alcanza.

El Transcriptor escucha a su querida de los viernes y se dispone a instruirla: Las primeras leyes tributarias aparecen en Egipto, China y Mesopotamia. Textos muy antiguos en escritura cuneiforme de hace cinco mil años señalaban que se puede amar a un príncipe, “se puede amar a un rey, pero ante un recaudador de impuestos hay que temblar”. “En el Nuevo Testamento, aparece la figura de recaudador de impuestos en la persona de Mateo, siendo este puesto algo detestable y poco santo” (estudio fiscal de Gerardo Jacinto Gómez Velázquez y otros).

Nadie debe quejarse, la Constitución federal obliga a todos los mexicanos a contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como de los Estados, de la Ciudad de México y del municipio en que residan, de manera proporcional y equitativa.

Así que “saca” tus ahorros, querida, y prepárate a sufrir la “cuesta de enero”, con gravámenes forzosos. Ya sé que les hace falta dinero, de manera que “contribuyo” con algunas ideas tributarias para obtener más recursos estatales. Por ejemplo:
Un impuesto que podría denominarse “transparencia viajera”, para todos aquellos malquerientes que deseen saber de los viajes ejecutivos al extranjero, cuánto se gasta y en qué se gasta. Este impuesto está chévere. Sería progresivo, es decir pagaría más el que quiera saber más, por ejemplo, si duerme bien en los aviones, si acaso devuelve viáticos no utilizados, si le afecta el “jet lag” o no, si compra o no “recuerditos” para los cuates, y otros pormenores.

Otro, para admirar no el colorido cabello mulix de la secretaria de Turismo, sino su extraordinaria habilidad para atraer a miles de turistas a la entidad, que duermen plácidamente en hamaca o en cama en los hoteles, cuyos dueños se quejan de la disminución del turismo.

Uno más sería un nuevo “derecho de piso” a todos los que protestan frente a Palacio de Gobierno, entorpeciendo el libre tránsito de vehículos y personas, sean o no jubilados del Isstey, éste podría cobrarse según el quejoso esté sentado en alguna banca o arriate de la Plaza o de pie, gritando consignas.

El prócer de los viernes señala: por supuesto no tengo clara la metodología de cobro, pero eso no importa, tampoco la tienen los de SAF, como dijeron del pago del novedoso “derecho por seguridad”.

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