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Solo algunas cosas logran doblegar las emociones del ser humano; hablando de aquellas que causan dolor, podríamos hacer referencia a la pérdida de un ser querido y que puede afectar nuestro cuerpo, mente, emociones y espíritu.

El ser humano puede ver representados esos efectos de distintas formas, como reacciones físicas y principalmente en la mente. Estos síntomas se traducen en fuertes emociones como tristeza, enojo, culpa, desesperación, alivio, amor y hasta esperanza.

Haremos énfasis en la última, ya que en ella desarrollaremos la idea del presente texto; el fin es dejar claro el camino por el cual se desarrollará este contexto. Las reacciones al dolor nos llevan a encontrar respuestas en el ámbito espiritual, por ejemplo la fe.

Todo este cuadro biopsicosocial del cuerpo solo representa aquello que denominamos duelo, que se entiende como un proceso para superar lo acontecido.

Tratando de explicar las características biopsicosociales por las que estamos atravesando como sociedad, podría decirse que nos encontramos en un proceso para reconfortarnos, sanarnos de todo aquello que nos sucedió y que parece interminable y es tabú hablar al respecto.

La descomposición en general provocó; en esta hipotética explicación un enorme malestar de todos contra todos, y estamos transitando por el proceso de recuperación emocional.

Por supuesto el proceso para superar el gran dolor por todo lo que se ha perdido como sociedad no tiene de manera automática contenido el olvido, sin embargo encontrar la forma de recordar los tiempos de paz y armonía, pero sobre todo de felicidad implica adaptarnos a las nuevas formas de vida que traen aparejadas cambios.

Pero regresemos a la esperanza, que se convirtió en el incentivo social para encontrar aquello que se perdió, sin embargo existen indicadores que pueden servirnos para no sentarnos a esperar que aquello que llegó como una esperanza fracase sin tomar las mejores decisiones para encontrar el bien común.

Podría decirse que llegar a la esperanza, sin entrar en detalles acerca de cuál es, eminentemente resultó el punto de partida para superar todo aquello que pudo llegar a convertirse en un obstáculo imposible de brincar.

Hoy el duelo social encuentra sus cauces para sanar todo aquello que se requiere para alcanzar la felicidad, sin embargo necesitamos encontrarnos de manera individual. Pareciera que la palabra perdón no cabe ante los hechos; pero el perdón emocional puede ser la mejor herramienta para darnos un respiro y retomar todo aquello que en algún momento nos hizo felices.

¿Continuamos nuestro duelo social o hacemos caso omiso a la existencia de un dolor generalizado por lo que hemos pasado?

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