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Parece regla obligada encontrar en todo dos lados, dos interpretaciones, dos aspectos, dos formas de ver las cosas, dos maneras de entender los sucesos, de apreciar la conducta, de comprender los actos, en concreto de buscarle a todo solo dos visiones.

Es en ese sentido como encontramos de ejemplo una noticia, la cual se da a conocer con solo una parte de su contenido total, para luego dar paso al lado contrario de la explicación. Allí, por ejemplo, encontramos el tema de la supuesta evasión fiscal acontecida durante dos sexenios y un día después se da a conocer una explicación más amplia con fines poco claros; al otro día el temas es el fallecimiento de reconocido cantante y horas después la desaparición de su cuerpo. Siempre dos lados o una vertiente incompleta.

¿Cómo saber cuándo conoceremos la versión completa de las cosas, de los sucesos, de los hechos, de las conductas, si la costumbre se hace regla y la regla se vuelve norma obligatoria?

La inercia de los sucesos hace que la conducta social arraigue costumbres poco provechosas para favorecer el buen común. Se trata del fomento inconsciente con el que esas contribuciones se vuelven un asunto que se adhiere a un comportamiento automatizado que no parece tener fin.

La multiplicación de seres tóxicos se está convirtiendo en el deporte favorito, parece tomar auge sin contención alguna; los filtros sociales que tomaron tantos años en constituirse parecen derrumbarse como hojas de papel.

La dualidad de cómo ver las cosas debe convertirte en un proceso con acciones sinónimas y nunca más antónimas; ahí tenemos como sinónimos lo bueno y lo correcto.

Hacer, ver, promover, construir el mundo con solo visiones antónimas como el bien y el mal, sin reflexionar de entre ambas para escoger lo que no nos hace bien, solo contribuye con las toxicidades sociales, nunca con la armonía bondadosa.

La dualidad debe versar en sentido positivo, entendiendo ésta como el único medio que va en sentidos contrarios, pero siempre desde y hasta la sociedad y el ser humano.

Los seres tóxicos se siguen multiplicando, la gran tarea será encontrar el punto aquel en el que el bien encuentra una dualidad en sinónimos y ya no más en antónimos.

Para la reflexión: ¿Nos sumamos a las cifras de los tóxicos o resistimos y convertimos a los tóxicos en seres propositivos?

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