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El Tren Maya (TM) no es ocurrencia del actual presidente del ejecutivo, existen antecedentes muy bien fincados de la necesidad de una línea ferroviaria que comunique a los estados sur-sureste del país. El antecedente del proyecto actual nace en 2007, cuando el gobierno de Yucatán, apoyado por el de Quintana Roo, presenta a la federación el propósito de la construcción de un sistema férreo que corriera de tramo a tramo Cancún-Mérida; el proyecto inicial recibió el nombre de tren bala; en 2010, después de los estudios de factibilidad el proyecto cambió de nombre, ahora se denominaba tren rápido. En 2013, todo parecía que el proyecto del tren se iría al cementerio de los buenos deseos, sin embargo no fue así, el entrante gobierno federal retomó para sí el proyecto, bautizándolo como tren transpeninsular, por cuestiones de perspectivas financieras se modificó el trazo original, el destino final ahora se permutaba a Punta Venado, Quintana Roo.

Años después y a un costo de 100 millones de dólares invertidos en estudios financieros, de factibilidad, de impacto ambiental, mecánica de suelos y lo que el lector pueda agregar, se sepultó con un punto final el proyecto ferroviario de los peninsulares yucatecos (Novedades Yucatán, 30 de enero de 2015)

Conocedor de las necesidades de comunicación férrea, el candidato López Obrador, en su campaña política, enarboló el proyecto del TM, y ya sentado en la silla presidencial ha tratado de concretar este reto que ya habían pasado al archivo muerto otras administraciones federales. No creo que los detractores del TM actúen simplemente por escozor político, estoy segura de que existe preocupación real por el daño ambiental, la contaminación cultural y otros detrimentos directos o colaterales propios de esta mega infraestructura, sobre todo en el tramo selva y Caribe, en donde no existe ningún antecedente de construcción de vías férreas. En el tramo golfo existe la ventaja de que se encuentran 395 kilómetros de vías construidas, en la realidad esas vías no están en buen estado para trenes de altas toneladas de arrastre.

Recientemente el gobierno federal emitió el Manifiesto de Impacto Ambiental del Tren Maya, en el que se abarcan los tres ramales, lo cual es una fuerte evidencia científica para el desarrollo sustentable que pretende el proyecto ferroviario.

En diciembre del año pasado, 26 expertos del Conacyt elaboraron un documento ejecutivo titulado: Territorios Mayas en el paso del tren: Situación actual y riesgos previsibles. Algo importante encontrado en este documento es que el TM es un proyecto de infraestructura económica y poblacional en el Sur-Sureste mexicano, que abarca la Península de Yucatán y va hasta el puerto de Salina Cruz, pasando por Coatzacoalcos, y la línea ferroviaria es la columna vertebral. En el documento también hay algunos perjuicios que trae el turismo, como la trata de blancas, alcoholismo, consumo de drogas, vandalismos y otras patologías sociales (https://www.ccmss.org.mx/acervo/territorios-mayasen-el-paso-del-tren-).

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