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Falta de previsión, olvido, minimización o cualquier otro adjetivo de la misma semántica cobra alcabala que retrasa la construcción del Tren Maya a causa de amparos promovidos por ciudadanos agrupadas por la inconformidad originada en la privación de una consulta previa, libre e informada, de buena fe y culturalmente adecuada. Como muchas cosas en la vida, no puede volverse atrás y reparar lo mal planeado. Legalmente la consulta a la población indígena o migrantes indígenas no puede reponerse, pero ahí es donde los funcionarios de Fonatur tienen que desenhebrar la madeja.

Los responsables de la incubación de este proyecto no tomaron las previsiones que acarrearía que los tramos del ferrocarril pasaran por zonas indígenas, donde el EZLN tiene influencias a través de agrupaciones políticas bajo el disfraz de preservación ecológica y otras mascarillas; hoy ellos levantan amparos para la suspensión de la obra. No contemplo remarcar los beneficios del megaproyecto como eje central del desarrollo de los pueblos mayas asentados en el sureste del país, pero sí examinó el contexto.

Tiene 27 años que el EZLN salió a la luz pública, de esta agrupación gestada en el útero de la Selva Lacandona con antecedentes en las Fuerzas de Liberación Nacional -década de los setenta- sus pretensiones se conjugaban con otras fuerzas rebeldes al sistema establecido: “La toma del poder político por la vía armada, el derrocamiento del gobierno autoritario, la instalación de un gobierno de transición y la construcción del socialismo”. Todo basado en tres vertientes: adoctrinamiento ideológico, educación política y adiestramiento militar. Los dos primeros puntos son practicados en la etapa de expansión de la ideología zapatista en el sureste por personas que han tenido adoctrinamiento en los territorios autónomos del zapatismo, donde incluso cuenta con universidades.

Me consta que la ideología socialista del zapatismo caminó al fracaso en sus territorios, la miseria sigue ahí, la mendicidad en sus pueblos, ejercida por mujeres y niños, es lastimosa. No han sido empáticos con el progreso. La oposición a proyectos detonadores es praxis ideológica.

En la península tienen presencia en agrupaciones donde los dirigentes son hombres blancos o dzules, el indígena brilla por su ausencia: Colectivo Kanan, Múuch Ximabal, Cendas y otros permeados por la ideología del zapatismo practican compra de firmas y voluntades, carecen de una base de adhesión entre los indígenas. Hoy el Tren Maya regresa a los tribunales, ciudadanos de Izamal, Mérida y Chocholá solicitan la suspensión de la construcción del ferrocarril. Nada raro, Zodevite, de la misma filiación, ha detenido proyectos como la exploración de los mantos petrolíferos en la zona zoque del norte de Chiapas. En el mismo territorio esta agrupación, formada por verdaderos indígenas, canceló un proyecto hidroeléctrico.

El EZLN visibilizó la condición étnica, ese fue su aporte, pero los indígenas no necesitan tutela, los mayas en su mayoría coincidimos en que el ferrocarril es una palanca para el desarrollo.

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