Al que madruga…
Adriana Marín Martín: Al que madruga…
Seguramente has escuchado el famoso refrán “al que madruga Dios lo ayuda”, y aunque debo confesar que madrugar no es una de mis acciones favoritas, quedé atrapada por un libro que invita a las personas a algo parecido, se trata de “Mañanas Milagrosas”, de Hal Elrod.
Desde un principio me llamó mucho la atención el hecho de que Elrod comenzó un movimiento, que hoy es un fenómeno internacional (el Club de las Mañanas Milagrosas), después de haber sufrido un grave accidente automovilístico a los 20 años. Desde mi personal punto de vista es algo admirable cuando una persona logra utilizar el dolor, la aflicción y las tragedias como un trampolín que los impulsa muy alto, para llegar a donde jamás hubieran imaginado.
Me sentí inspirada con la historia de Hal, él fue declarado muerto durante seis minutos, pasó varios días en coma, y posteriormente recibió la noticia de que no volvería a caminar. Pero nada lo detuvo, muy por el contrario, el accidente le sirvió para impulsar un retorno triunfal, el cual giraba sobre la creencia de que todo pasa por algún motivo.
Así fue como Hal creó el método de las mañanas milagrosas, el cual está basado en seis principios: silencio, afirmaciones, lectura, visualización, anotaciones y deporte. Según el autor es practicando estos pasos en un número determinado de minutos y antes de las 8 de la mañana, que lograrás cambiar tu vida. El movimiento parece ser efectivo, ya que actualmente las recomendaciones de Hal van más allá de sus páginas, hoy son una tendencia a nivel mundial y quienes lo practican aseguran que sus vidas han sido transformadas.
Lo interesante es, más allá de las mañanas milagrosas, la fortaleza de un joven que teniendo todo para quejarse y sentir lástima por sí mismo, tomó las riendas de su realidad y proyectó su futuro, al grado tal de inspirar a las personas para ser mejores.
Dicen que para irte a la cama satisfecho es necesario despertarte cada día con una decisión, con un propósito para ser mejor. Lamentablemente no todos abren los ojos cada mañana con una buena actitud. Normalmente es por presión del sonido de la alarma o el despertador que se impulsa el cuerpo de las personas a diario para salir de la cama. Y es allí donde inicia el incesante ir y venir en automático de cada día. Viviendo sin agradecer, sin mirar las flores en el camino, sin disfrutar el rayo del Sol. Ignorando que esas horas pudieron ser mejores, si tan sólo se habría elegido una mejor actitud.
Amar la vida que tienes mientras creas la vida de tus sueños, es según Hal Elrod el primer paso para hacer que el milagro suceda. Tal vez es una buena idea levantarse un poco más temprano de lo habitual, con un propósito en mente y agradecer por lo que hay, para que llegue lo mejor.