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Aunque no se habla mucho sobre ello, existe el trauma generacional, no se trata de algún aspecto físico o tangible, sino más bien, es una herencia que se encuentra adherida a la mente, al espíritu y a las emociones, y que termina por influir en la manera en que el individuo se muestra al mundo.

¿Alguna vez has escuchado la frase: “viene de familia”?, así se cataloga el trauma generacional, es un patrón que marca un linaje, ejemplos hay muchos, en general, son comportamientos y heridas que se manifiestan en la vida de algunas personas y se repiten de generación en generación.

Lo triste, es que en ocasiones quien vive envuelto en esos legados no se da cuenta, se encuentra acostumbrado a ello, provocando que la historia se repita una y otra vez. Todos tenemos algo que sanar, algunos lo han descubierto, otros se encuentran en el proceso y muchos más lo ignoran. Aquellos que lo detectan y deciden poner un alto para sanar su herencia, son conocidos como rompeciclos, así me lo dijo en entrevista la Dra. Mariel Buqué.

La experta en Orientación Psicológica, y autora del libro “Esta herida no me pertenece”, dice que las investigaciones han mostrado que el trauma vivido por una persona puede también transmitirse a su descendencia a través de la biología.

Aunque en ocasiones se trata de comportamientos que pueden pasar desapercibidos, como la procrastinación, el sentimiento de carencia, la negligencia, el conformismo, también pueden manifestarse en diferentes áreas, como la violencia de pareja, el abuso sexual, la adicción, el maltrato infantil u otras.

A raíz del trabajo realizado en las terapias a sus pacientes, la Dra. Marie Buqué, descubrió que todos cargan un historial generacional, “Los rompeciclos entienden que las heridas que han surgido de sus antepasados tienen que terminar a través de ellos, son seres determinados a romper el ciclo de las heridas”, señaló.

Sin embargo, también destacó que el proceso al que se enfrenta un rompeciclos es muy difícil, ya que en el camino se puede perder el amor, el cariño y la aceptación de amigos o familiares, algo que lo hace sentir aislado, lo cual puede llegar a doler, a pesar de ello el sentimiento de liberación es una garantía para quien sabe que está rasgando una cadena que ya no continuará con su descendencia.

Es importante estar consciente de que son muy complejas las emociones que acompañan a quienes se enfrentan a los traumas generacionales, incluso los que se atreven a hacerlo son frecuentemente señalados como rebeldes y tildados como las ovejas negras de la familia.

Existen llamados para quienes están a punto de destrozar el patrón que alberga su historia, a veces se trata de síntomas de incomodidad, sentimientos de que algo hace falta, se trata de alarmas que gritan la urgencia de un cambio.

El rompeciclos es una persona que acostumbra observar y cuestionar las situaciones, es alguien que no se conforma, es capaz de mirar con objetividad su realidad y, sobre todo, se atreve a saltar de su sitio en busca de una solución. Y tú, ¿eres un rompeciclos?

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