El don de ser auténtico

Aurora Álvarez de Vega: El don de ser auténtico.

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La verdad es que nos pasamos la mayor parte de la vida haciendo cosas que creemos que los demás esperan de nosotros o que pensamos que los harán felices, y con esto logramos no ser felices ni hacer feliz a nadie.

La felicidad de los demás no está en nuestras manos, la única felicidad que podemos lograr es la nuestra y esto sólo lo conseguimos si aceptamos las características que nos conforman.

Y es que vivimos en una sociedad que nos dicta cuántos kilos pesar, cuándo sonreír, cómo vestir o cómo ocupar nuestro tiempo, pero si realmente queremos ser felices debemos salirnos de estas directrices y conocernos mejor a nosotros mismos.

Porque si pretendemos intentar no decir cosas controvertidas o no creer en cosas diferentes, se nos va la vida y no conseguimos nuestra felicidad, y por su puesto tampoco la de los demás.

La realidad es que cada uno de nosotros es suficiente tal y como es, todos las emociones que sentimos son las correctas porque es lo que sentimos: nuestros miedos, nuestras ilusiones, nuestros sueños.

El límite no es el cielo, sino nuestra propia aceptación e imaginación; debemos atrevernos a ser vulnerables, a arriesgar, a ver nuestros sentimientos y nuestras emociones.

Pero para lograr esto tenemos que hacer algo importante. Lo primero es apagar nuestro teléfono por algunos minutos del día y regalarnos esos momentos para conocernos, para escucharnos, para respirar, para tomar conciencia de dónde estamos, qué sentimos, quiénes somos.

El internet genera mucho ruido y entretenimiento a nuestro alrededor que nos distrae de las cosas importantes, de nuestros valores, de nuestro corazón; no nos permite vivir el presente. Regálate unos minutos al día contigo mismo escuchando tu respiración, permitiéndote ser tú, aceptándote y amándote tal y como eres.

No podemos aceptarnos a nosotros mismos si no nos conocemos, si no nos tomamos el tiempo y la disposición de escucharnos, de escuchar a nuestro corazón y saber cuáles son nuestros deseos internos, qué es lo que realmente buscamos, por qué tomamos las decisiones que tomamos y cuáles son las metas a las que queremos llegar.

Luego, debemos darnos cuenta que sólo vivimos una vez, y que si no tomamos riesgos, si no nos atrevemos a hacer las cosas de manera diferente a como está establecido, tampoco obtendremos resultados diferentes. Para aprender hay que tomar riesgos, hay que intentar, y el aprendizaje es lo que nos lleva a crecer como personas.

Ser auténtico siempre es un riesgo, se puede lastimar sin querer a un ser querido, sobre todo si éste tiene expectativas sobre nosotros, pero a la larga, si corremos este riesgo y somos auténticos, las personas que nos rodean, que son verdaderamente importantes para nosotros, acaban aceptándolo y motivándonos a seguir.

El problema de querer hacer felices a los demás es que desperdiciamos mucho tiempo haciendo cosas que no queremos hacer para contentar a personas que, muchas veces, no son tan importantes para nosotros.

Escucha los latidos de tu corazón, date tiempo para sentir lo que sientes, para dejar volar tus pensamientos, deja llegar la creatividad y sorpréndete de lo lejos que puedes llegar y lo feliz y sereno que puedes sentirte.

No dejes que los demás dicten las reglas de tu propia vida, atrévete, arriesga, el fracaso y las equivocaciones son parte del camino y enriquecen con experiencias tu vida.

En esta vida todo pasa, pasa lo bueno y pasa lo malo, permítete vivirlo, permítete ser tú, vive siendo auténtico

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