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Es increíble el comportamiento que ha tenido el presidente Andrés Manuel López Obrador ante la tragedia que dejó el huracán “Otis” en Acapulco y en algunos municipios de Guerrero, demostrando la descoordinación prevaleciente entre la federación, estados y municipios. Es sorprendente que, desde el inicio, en vez de coordinar los esfuerzos para mitigar y atender las necesidades de la población, prefiera polarizar la situación.

Existen en estos momentos miles de familias que necesitan lo más elemental, como es luz, agua, ropa, zapatos, comida y seguridad, y ya no digamos de aquellos enfermos que requieren de atención sanitaria, empezando por el abasto de medicamentos.

Esta tragedia se pudo evitar, ya que desde el martes 24 de octubre, había un vacío de información en el Gobierno Federal. El director del Centro Nacional de Huracanes (CNH) en Miami, Michael Brennan, pronosticó por primera vez el huracán a las tres de la mañana, a más de 22 horas de que “Otis” golpeara a Acapulco, con una posibilidad de “1 a 4 de fortalecimiento rápido” (Raymundo Riva Palacios 27/ 10/ 23). La gobernadora Evelyn Salgado estaba en la Riviera Nayarita e ignoró la amenaza para su estado. En Acapulco, la vida nocturna siguió como siempre, la gobernadora Salgado fue obligada a regresar en un trasporte aéreo de la marina.

La columna Red Compartida del diario “La Prensa”, señaló que no hubo alertas tempranas de lo que se les venía encima. El martes 24, a las 19:30 horas, el secretario de Gobierno de Guerrero, Saúl López, estaba inaugurando la convención internacional minera. Nadie le dijo al funcionario que era hora de salir de ahí, que era momento de resguardarse porque la National Oceanic and Atmosferic Administration (NOAA) ya hablaba de un fenómeno con grado 5, con una temperatura en el mar del orden de 31 grados centígrados, y que eso iba a provocar una mayor agresividad. Nadie le avisó, pese a que estaba ahí el gobernador de Zacatecas, David Monreal, que luego no se supo a dónde se fue. Por cierto, Martín Gerardo Franco Flores, quien es el comandante de la 27 Zona Militar, donde está Acapulco, quedó atrapado en el hotel Princess, luego de la cena que hubo con los mineros.

Para colmo, a la ayuda humanitaria que tanto hace falta, Andrés Manuel ha querido centralizarla y militarizarla en manos del Ejército mexicano y la Marina al ponerlos como encargados de recibir lo que miles de ciudadanos mandan, pero lo que llama la atención es que los víveres se empaqueten en cajas blancas que dicen Gobierno de México con letras color guinda, pero, además, no se ha querido que la sociedad civil recopile, arme y distribuya las despensas, y mucho menos vigile los trabajos.

En un foro virtual que organizó el Instituto de Ingeniería de la UNAM con el tema del huracán “Otis”, el Dr. Mario Ordaz comentó sobre los montos económicos y las perdidas del desastre. Aunque todavía sigue siendo temprano para tener buenas estimaciones, por lo pronto las pérdidas para el sector asegurador son de entre 1,200 a 1,800 millones de dólares, es decir 22,000 a 33,000 millones de pesos, y las pérdidas económicas generales son de 4,000 a 6,000 millones de dólares, alrededor de 72,000 a 108,000 millones de pesos, y el Gobierno Federal asegura tener 18 mil millones de pesos para enfrentar esta catástrofe.

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