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Resulta por demás deprimente la situación de la energía eléctrica en el territorio nacional. Desde hace varias semanas se viven apagones prácticamente todos los días en México, y aquí en Yucatán no somos la excepción.

Todavía a mitad de sexenio AMLO había prometido que las interrupciones al suministro de energía eléctrica eran cosa del pasado, y que la empresa de clase mundial CFE tenía la capacidad para responder a la creciente demanda de energía en el país.

Y es que los apagones en Yucatán, por aterrizar estas reflexiones en un ejemplo concreto, no se deben (estrictamente) a que la gente encienda mucho sus aires acondicionados o a que las constructoras estén construyendo como locas por todos lados, sino esencialmente a una cuestión de planeación, logística y política energética nacional.

El calentamiento global no empezó hace tres años ni la escalada en las temperaturas es un fenómeno repentino, sorpresivo: desde hace tiempo que los expertos señalan que el clima cada vez será más hostil, y para un Gobierno competente esto debería significar que la demanda de energía eléctrica incrementará año con año. El problema es que en México existe un monopolio en la generación de energía eléctrica (quesque porque eso es soberanía), y el Estado tiene -por falta de inversión y previsiónuna capacidad que no logra satisfacer los picos de demanda de la población.

Supongamos -a manera de ejemplo, aclaro antes de que algún ingeniero se moleste- que el país consume en promedio 100 kilowatts por hora. Comisión Federal de Electricidad (mayoritariamente) y compañía tienen la capacidad de producir 106 kilowatts en ese mismo tiempo, lo que por aritmética básica nos deja con 6 KW de reserva. Sin embargo, debido al incremento de la temperatura la gente, como es de esperarse, utiliza más aparatos y eleva el consumo, lo que sobrepasa la capacidad de producción del Estado, quien para resolver este problema desconecta por periodos determinadas regiones del país a fin de aliviar la carga del sistema eléctrico nacional y equilibrar el factor demanda/producción. ¿Eso es culpa del usuario? Mayoritariamente no -aunque hay cosas que sí-, pues a todos nos llega un recibo de luz (muy caro, por cierto, porque el Gobierno Federal no ha acelerado los proyectos de producción de energía en la Península), porque todos sólo podemos comprarle esa luz a un único proveedor, y porque se supone que el único trabajo de ese proveedor monopólico debe ser tener la capacidad de satisfacer la demanda de los usuarios, sobre todo cuando sigue permitiendo nuevos contratos de energía (así es, es CFE quien brinda el servicio y contrata con los usuarios, no las colonias, los municipios o las entidades federativas). Y eso que no hablamos, por falta de espacio, de la infraestructura que también debe mantener actualizada la Comisión. La próxima vez que se quede sin luz por horas o se le eche a perder un aparato, recuerde que la energía eléctrica es un tema único y exclusivo del Gobierno Federal, sus autoridades y la empresa de clase mundial. Por cierto, ahora hasta a Belice le estamos vendiendo electricidad, aunque en nuestra República continúen los apagones.

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