Tarde agonizante que mostraba sus últimos destellos, al momento de acudir a conocida colonia de nuestra Mérida, para recoger en su casa al Dr. Francisco Javier Escalante Triay, con el objetivo de llevarlo a la ceremonia que exprofeso se había organizado para galardonarlo como el primer reumatólogo yucateco y peninsular que dio vida a esta especialidad para el beneficio de los moradores del Mayab. Quién diría que años después, a través de estudios científicos publicados por una revista médica en el 2011, colocaría a Yucatán a nivel mundial como punto de referencia, encabezando la lista, donde la incidencia de la artritis reumatoide era mayor que en el resto del globo terráqueo.

En aquel 21 de septiembre del 2018, el Dr. Escalante Triay contaba con 81 años de edad y lo vi atravesar el pasillo de su jardín hasta el vehículo, con paso lento, con dignidad y sin dejar que se le asistiera durante su marcha y subida al automotor. En el trayecto recordamos anécdotas que, sin duda, eran incontables, todas ellas plagadas de alegrías, matizadas con zozobras y ricas en satisfacciones. Sin darnos cuenta y de forma inconsciente, nos trasportamos a mis años mozos, como estudiante de la Facultad de Medicina de la Uady. El maestro fue mi mentor en la materia de bioestadística y a la postre asistiría a múltiples conferencias, dentro de las cuales con singular toque, nos hacía fácil y ameno las enfermedades que antes de la era tecnológica se describieron y aprendimos a base de la observación, mucha clínica y poca minucia en mecanismos fisiopatológicos que dominan el escenario actual de esta apasionante, pero complicada e intrincada especialidad, que cuando menos el 25% de los mexicanos adultos resentirá en algún momento de su vida.

Llegamos al punto de reunión convenida por todos los integrantes de la Correspondencia Península del Colegio Nacional Mexicano de Reumatología, y como titular de la presidencia en su momento, me sentía honrado de poder haber organizado esa ceremonia que, sin duda, fue un parteaguas a nivel nacional, toda vez que éramos el primer apéndice del Colegio Nacional que galardonaba a sus pioneros (Dr. Francisco Javier Escalante Triay y también como segundo reumatólogo que llegara a nuestras tierras, el Dr. José A. Cetina Manzanilla). La conferencia del ponente invitado, los reconocimientos entregados y la cena de exquisita calidad, sirvieron de marco y colofón de ese memorable momento que lacraba la reumatología yucateca y peninsular.

Hasta la fecha sus enseñanzas, que de forma amena nos transmitía e inculcaba, fueron faro para muchos y, especialmente de un servidor, para seguir los pasos que nuestro caminero Francisco había iniciado a finales de los sesenta, culminando su misión con su deceso el pasado 14 de septiembre. Conocimiento, sencillez, humildad y don de gentes, quedarán grabados en la ilustre historia de la medicina yucateca.