Don Jesús Vidal Loría, un repaso de su historia (y II)
Leonel Escalante Aguilar: Don Jesús Vidal Loría, un repaso de su historia (y II).
Las facetas de don Jesús Vidal Loría por la vida son variadas y de matices diversos. Lo mismo encabezaba feliz y orgulloso reuniones familiares, como también juntas con sus empleados dando siempre ejemplo de rectitud y honestidad como buen cristiano. Colaboró en infinidad de actividades relacionadas al crecimiento espiritual y mucho le marcó su incursión en aquellos Cursillos de Cristiandad con entrañables sacerdotes como Jorge Medina Vázquez y Carlos Trujillo Sélem a quienes apoyó también económicamente en los proyectos de edificación y/o restauración que dichos padres encabezaron, como el Centro Guadalupano. Don Chucho dio siempre muestra de congruencia en cada uno de sus actos. Su apego a la lectura del evangelio y a la palabra santa no le permitieron claudicar nunca y demostró en sus actos ser fiel y muy digno hijo de la iglesia.
Fue promotor y directivo por muchos años del Gremio de Comerciantes (hoy de empresarios) en las festividades al Santísimo Sacramento en las tradicionales noches de octubre y con peculiar fervor también asumió su amor a la Virgen de Guadalupe. Son recordadas hasta hoy y siguen vigentes, las alegres y muy concurridas novenas en honor a la Morenita del Tepeyac en la palapa, sitio predilecto de don Chucho en el que en familia disfrutaron de inolvidables reuniones de todo tipo. Ese mismo y emblemático rincón se convirtió la noche de este jueves 17 de noviembre en capilla ardiente y singular e improvisado jardín, por la cantidad de aromadas flores que fueron depositadas ahí en su memoria por familiares y amigos que nos hicimos presentes para hacer oración por su eterno descanso y despedir al sencillo e inolvidable ser humano como lo fue en vida y como habremos de recordarlo a partir de ahora.
Ahí, muy cerca del ataúd estaba su imagen en una fotografía con esa imborrable y sincera sonrisa que siempre le caracterizó y que acompañará a cada uno de sus deudos en este trance tan difícil. Hoy don Chucho forma parte del coro celestial y con su afinado violín, su armonioso teclado y su inseparable acordeón alegra musicales rincones y ofrece con su peculiar y alegre presencia lo que en vida nos ofreció a cada uno de los que tuvimos el privilegio de conocerle: Su amistad sincera y una mano tendida siempre dispuesta a ayudar.
Vivirán sus recuerdos y su amoroso legado en las propias acciones de sus hijos, nietos y bisnietos. Nuestro querido amigo don Chucho Vidal descansa ya el sueño eterno y una vela de imperecedera flama brilla eternamente y con luz perpetua en su memoria.