Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Con un promedio de casi cuatro casos nuevos por año de recién nacidos (neonatos) infectados con el Virus de Inmunodeficiencia Humana, las luces de alerta se han encendido en Yucatán.

De 1990 a 2014, la Secretaría de Salud del Estado (SSE) ha reportado que 91 niños han contraído la enfermedad, de 194 que han nacido de madres portadoras de VIH.

La especialista del Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi de la Uady, Ligia Vera Gamboa, recordó que esa instancia inició un trabajo con mujeres embarazadas en 2005 con el objetivo de combatir el flagelo y ofrecerles un tratamiento adecuado y, de esta manera, prevenir casos pediátricos positivos al virus.

“El esfuerzo en mujeres embarazadas es muy importante, se trata de una política internacional que a toda persona en estado de gravidez se le ofrezca la prueba de VIH y de sífilis para tomar acciones, ya que existen evidencias de que si se detecta una embarazada con Sida el brindarle tratamiento posibilita que el bebé nazca libre de la infección”, destacó.

Expuso que el hecho de que aún existan madres que lleguen con sus niños infectados y no saben que tienen la enfermedad se debe a que no se efectúa la detección en el embarazo, lo cual no debe estar pasando.

“A toda mujer embarazada se les debe invitar a realizarse la prueba de VIH, informarles de las ventajas de saber su condición, si están o no infectadas”, apuntó.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud 2012 de la Secretaría de Salud, sólo al 65 por ciento de las personas en estado de gravidez se les realiza la prueba de VIH.

Las ventajas son que a la mujer se les brinda el tratamiento (en caso de estar infectada), se le mejora su condición de vida, se ofrece atención al recién nacido y se evita la lactancia materna, que es un medio de transmisión.

En caso de que el bebé esté infectado se inicia un esquema de diagnóstico, y mientras más temprano comience el tratamiento el pronóstico de los niños es mejor.

“Es un panorama diferente cuando se sabe que la mujer está infectada, ya que existe un programa de prevención de transmisión materno fetal en la cual se asegura que se le brinde tratamiento y se puede evitar transmitir la enfermedad a su producto”, apuntó.

Además, se le tratan las enfermedades con comitentes (transmisión) al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida) y se intenta que la carga viral se vuelva indetectable y sus células de defensa se incrementen, esto ha permitido que cuando nace el niño se inicie un tratamiento profiláctico que puede durar de una semana a un mes.

Vera Gamboa mencionó que para evitar los casos pediátricos se debe seguir trabajando con las embarazadas y dar un seguimiento cuando nace el bebé, ya que no se le puede decir de inmediato a la madre que su hijo nació con VIH o está sano.

“La razón es que vía placenta la mamá puede enviar, a través de la sangre, anticuerpos que son los que miden las pruebas contra el VIH en el bebé, y esto no necesariamente indica que la tenga, sino que luego se pueden eliminar y el bebé venir libre de la infección, pero puede ser al contrario, que la prueba sea no reactiva y en otro momento se detecte”, precisó.