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Reunidos recientemente varios galenos, coincidimos en la deficiente estrategia aplicada por todos los sectores, cuando se trata de concientizar al colectivo sobre la importancia de la prevención para mantener la salud, con la consecuente mejoría en la calidad de vida.

Ahora más que nunca y de frente a la pandemia, todos los moradores de este planeta vamos tomando conciencia de nuestra responsabilidad (sin buscar culpables) sobre las enfermedades concomitantes, y que con severidad y sin piedad nos han flagelado en lo que ahora denominamos sindemia (pandemia más comorbilidades).

Vemos un giro lento pero efectivo en el intento de controlar el sobrepeso, inadecuados hábitos alimentarios, enfermedades crónico-degenerativas, y búsqueda oportuna de orientadores especializados en la materia.

Lo anterior nos obliga ante lo evidente, como son la falta de acceso oportuno a los servicios e insuficiente infraestructura instalada de salud, entre muchos, para finalmente llegar a lógica conclusión: la prevención concatenada al compromiso social es el único camino si de obtener resultados efectivos y eficientes hablamos.

El día de hoy quisiera, a manera de “botón”, hablar del tópico creciente, derivado de la obesidad: me refiero a la apnea del sueño y su inadecuada dependencia a un dispositivo médico llamado CPAP. Y este comentario va muy de acuerdo con una columna de hace algunos ayeres a través de Milenio Novedades, y que intitulé “tan sólo una pastilla doctor”.

En aquel entonces exhibía nuestra apatía cuando los galenos exigimos perseverancia con las medidas preventivas en general.

Regresando a la apnea del sueño, les comento que son aquellas pausas durante la noche en las cuales deja de haber oxígeno predominantemente a nivel cardiaco y cerebral, derivado en el 80% de la obesidad, y en menor proporción del alcohol, tabaco, comidas abundantes, pólipos o glándulas crecidas, entre varias causas, que obstruyen y colapsan la laringe por el término de 10 hasta 120 segundos.

Las consecuencias al día siguiente se dejan sentir a través de la somnolencia, bajo rendimiento profesional y escolar, mayor número de accidentes automovilísticos y laborales, y cuando se nos diagnostica de forma efectiva a través de la polisomnografía o poligrafía, lo primero que pensamos es en el remedio paliativo, como es el uso de dispositivos nocturnos, en lugar de que con responsabilidad evitemos los motivos que lo originan, y repito y escribo con letras mayúsculas “LA OBESIDAD”.

A través de esta exposición intento apelar a tu conciencia para que no cejes en esa búsqueda continua de mantener la integridad corporal, a través de la prevención.

La vida rápida nos pone trampas y vías fáciles, que dejan el camino fértil para que las actuales y futuras enfermedades acoten tu esperanza de vida.

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