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Viktor Frankl desarrolló la escuela psicológica llamada Logoterapia, generó sus ideas durante el tiempo que estuvo en un campo de concentración en la Segunda Guerra Mundial; siendo judío fue confinado en cuatro de ellos; la brutalidad fue demasiada para sus padres y esposa, quienes fallecieron en estos años. Sobreviviente de estos campos, pudo darse cuenta que personas sometidas a las mismas circunstancias de una vida desquiciante y brutal reaccionaban de muy distintas maneras, algunas sobrevivían a pesar de todo y otras no.

En años posteriores pudo constatar que los reclusos liberados también reaccionaban de muy distintas maneras a la traumática experiencia; algunos cayeron en el alcohol, depresión y suicidios, mientras que otros lograron rescatar de entre sus cenizas una mejor vida.

Hallar el sentido a nuestra vida, ¡menuda empresa!, pareciera algo muy sencillo, pero implica un buen grado de reflexión, introspección y de fe. Cuando, a pesar de los esfuerzos, el ser humano no acaba de encontrar un sentido a su vida, nuestros sentimientos son carcomidos por la desesperanza, y la amargura del sinsentido es el gusto permanente que tenemos en la boca día tras día.

Si a esta falta de sentido le añadimos las caídas que como seres falibles tenemos en la vida, la combinación es más que peligrosa. ¿Quién de nosotros no ha sufrido noches de amargos dolores? De alguna manera cada ser humano ha podido experimentar el hedor de una vida putrefacta en algún momento de su existencia; el desengaño, el dolor, la traición son compañeros inevitables en el transcurso de una vida.

Peor es cuando por nuestros propios vicios acabamos sumidos en el pozo del dolor, cuando la traición viene de nuestra propia mano, caer por nuestro propio peso revolcados en nuestros defectos.

¿Qué sentido tiene tu vida? Ineludible pregunta que solo tiene una respuesta personal e íntima; nadie puede revelarnos lo que se encuentra en nuestro interior, solo buceando en las profundidades de su ser cada quien la encontrará. Frankl aseguraba que en cuanto al sentido de vida “lo primordial es estar siempre dirigido o apuntado hacia algo o alguien distinto de uno mismo: hacia un sentido que cumplir u otro ser humano que encontrar, una causa a la cual servir o una persona a la cual amar”.

Nada bueno es exigirnos la perfección porque no existe en esta vida, pero no podemos exigirnos menos que el luchar con todas nuestras fuerzas y desarrollar todo nuestro ser en intentar lograr esa plenitud.

De la entrañable película “Sueños de fuga” me ha acompañado siempre un pensamiento que considero básico: ante todos los sucesos de la vida tenemos dos opciones, dedicarnos a vivir o dedicarnos a morir. ¿A qué quieres dedicarte?

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