José Salazar/MÉRIDA
Los defectos al nacer, también llamados anomalías congénitas, trastornos congénitos o malformaciones congénitas, son la segunda causa de muerte en los niños menores de 28 días y de menos de 5 años en Yucatán, junto con la prematurez, la asfixia y la sepsis (infección generalizada) representan más del 44 por ciento de los fallecimientos infantiles.

La espina bífida es uno de los defectos más comunes en la entidad y se da cuando los huesos diminutos de las vértebras no se cierran por completo, y una parte de la médula espinal sale por la columna vertebral. Estos defectos, de detectarse a tiempo y de acuerdo con el caso, pueden corregirse antes del nacimiento.

Hasta el 23 de febrero, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, en el Estado se han registrado dos casos de espina bífida, en bebés del sexo masculino. El año pasado fueron 11 los bebés que nacieron con este defecto (ocho niños y cinco niñas).

Un estudio epidemiológico realizado en México hace algunos años reveló que Yucatán, Quintana Roo, Sonora, Tamaulipas y Tlaxcala son los estados que presentan tasas de mortalidad por defectos del tubo neural, superiores a la media nacional.

En el mismo análisis, se encontró que la anencefalia y la espina bífida representaron el 93.4 por ciento de los casos de defectos del tubo neural (DTN).

El especialista en Cirugía Fetal, Marcelo González Rodríguez, dijo que los tipos más comunes de defectos del tubo neural son de origen multifactorial, situación que ocurre frente a una predisposición genética favorable a la malformación, cuyo desencadenante es un factor de riesgo ambiental.

“Hablamos de factores como la exposición teratógena (consumo de algún fármaco o sustancia tóxica para el bebé) de alguno de los padres, desnutrición de la madre, diabetes mellitus de la embarazada, obesidad, enfermedades infecciosas en los tres primeros meses de gestación y uso de medicamentos anticonvulsivos en el primer trimestre del embarazo”, puntualizó.