Joel González/Mérida
Edificios del Centro Histórico de Mérida que son patrimonio histórico de Yucatán han comenzado a consolidar sus estructuras para plantearse nuevas vocaciones que los vinculen con el tiempo actual y los proyecten al futuro, un ejemplo es la pinacoteca “Juan Gamboa Guzmán”, que reabrió sus puertas para erigirse como un centro cultural que resguarda y documenta el arte religioso yucateco.

Tras el cierre a la visita pública el edificio del siglo XVII fue apuntalado para no registrar daños por las tareas de cimentación que se realizaban en una obra en construcción colindante; en tanto, las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH gestaron una visión funcional para este inmueble.

“Durante la pausa se realizaron labores de mantenimiento mayor al inmueble, como pintura, sustitución de aires acondicionados, techumbre y se retiraron algunas trabes; asimismo, se modernizó la expografía y la museografía ya que estaban rebasadas al utilizar mamparas, tipografías y formatos no acordes con la actualidad”, señaló el director del recinto, Eduardo Sigler Islas.

Explicó que una de las prioridades fue recuperar el edificio histórico como objeto museográfico y la revaloración de acervos propios, así que ante la cercanía del término de la construcción del Palacio de la Música y la inminente reapertura del espacio, muchos de los cuadros y dos esculturas en madera se restauraron en tiempo récord.

 

El especialista informó que la sala principal será la sede de la exposición permanente, junto con la que le da nombre al museo (Juan Gamboa Guzmán), la Vicente Gahona Picheta y Los mayas de bronce, mientras que en la planta alta, hay diversos proyectos, entre ellos una sala de exposición temporal, que tentativamente puede ser una colección propia de retratos de gobernadores de Yucatán del Siglo XIX realizados por Juan Cordero.

Por otra parte, Sigler Islas dio a conocer que desde hace un año encabeza una campaña enfocada en inventariar patrimonio de Yucatán, por lo que invita a las personas que posean alguna obra (pintura, escultura o pieza) que date de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, a que se acerquen a la Pinacoteca y la registren.

Detalló que no es necesario que se presente físicamente la pieza sino que se proporcione la información para crear un registro de identificación avalado por el INAH, que sirve para la protección de la obra en caso de desaparición, ya que es como un acta de nacimiento; dejó claro que no se trata de una autentificación con fines comerciales, puesto que para ese efecto existen otras instancias.

“No importa si se trata de una copia o una reproducción, siempre y cuando date de la época señalada, la pieza es considerada patrimonio histórico”, apuntó.

Asimismo, explicó que esta información es muy importante ya que existe arte colonial yucateco, puesto que en los tiempos en que se llevó a cabo la construcción de los edificios no existían en América muchos decoradores, siendo la mano de los artistas indígenas los que intervinieron en esta tarea imprimiendo su propio sello, tras ser adiestrados a través de talleres, es decir que la pintura hecha era distinta a la elaborada por españoles.