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Como todas las mañanas, antes del rancho matutino, el veterano nuevo comandante de “El Demócrata”, un navío de gran calado, subió al puente de mando acompañado, como siempre, de su segundo de a bordo, una capitana, también veterana, y desde ahí habló a la tripulación formada a babor y estribor en la cubierta 01 de la proa del barco. Eran sus primeros 100 días de haber recibido el mando.

“Vamos bien..” -comenzó su perorata mañanera. Esta nave navega a poca velocidad porque así la dejaron mis antecesores; “afortunadamente está en marcha” y pronto levaremos anclas para lograr una velocidad de crucero de 25 o 30 nudos, y sumar muchas singladuras, “a pesar de lo que pronostican con mala fe los analistas”.

La cancelación de la cubierta de vuelo para el helicóptero, dijo, fue una buena decisión, “lo puedo probar”, aseguró, “siempre íbamos a padecer de hundimientos” y costaría muy caro su mantenimiento, y no estamos para derrochar, son tiempos de austeridad.

Hemos respetado la autonomía del jefe de máquinas, pero “se acabó el huachicoleo como ocurría antes, ahora el combustible será para cumplir las órdenes de operaciones”. También “se acabaron los moches” que había entre los comandantes anteriores y el despensero, ahora el rancho ha mejorado, pero si se diera el caso, el importe de las raciones se lo entregaremos a cada tripulante para que decida dónde adquirir sus alimentos cuando estemos en puerto, o que se organicen para comprar su despensa cuando salgamos a navegar. Claro, “lo vamos a someter a consulta, porque somos demócratas”.

El pagador prestaba dinero a réditos muy altos (10% quincenal), ahora nosotros lo haremos a la palabra, “de buena fe”. Se acabó la corrupción. La mayor riqueza de este barco es la honestidad de su tripulación, a eso nos atenemos, y por el bien del barco, primero los marineros.

Además, ya no habrá arrestos -la tripulación prorrumpió en aplausos, pero inmediatamente cesaron ante la mirada inquisitiva de los oficiales-. “Todos se van a portar bien”, los oficiales y los de tropa se van a dar un abrazo ahora mismo, en señal de amistad, porque ya me tienen “hasta el copete de politiquerías” y murmuraciones. (Y así lo hicieron, a regañadientes).

En este buque -prosiguió- “ya no hay lujos” ni privilegios, no habrá bonos ni incentivos para quienes ejercen cargos. Yo hasta prescindí de mi camarero (asistente) y dormiré en el sollado de proa, no en mi camarote, que será convertido en pequeño museo.

“Creo, tengo la convicción, estoy absolutamente seguro, de que vamos a seguir construyendo, entre todos, la bella utopía” de estar siempre en primera situación y listos para hacernos a la mar a toda máquina, ¡me canso ganso!

Dicho lo anterior, descendió del puente de mando y fue a desayunar al comedor de la marinería, no con los oficiales “fifís”, como solía llamarlos, mientras cavilaba sobre la nueva consulta a su tripulación: cambiar el nombre del barco, de “Demócrata” a “La Cuarta Transformación...”

Anexo "1"

Más descanso para la tropa

La Secretaría de la Defensa Nacional ordenó a los mandos territoriales que después de las operaciones permitan a los soldados más tiempo libre, medida que busca levantar la moral de las tropas con mayor tiempo de descanso para que convivan con sus familias.

A través de la "Directiva para Fortalecer la Moral y la Disciplina en el Ejército y la Fuerza Aérea Mexicanos", el general secretario Luis Cresencio Sandoval autorizó que la tropa tenga franquicia los seis días marcados en el calendario por ley, otros dos por tratarse de festejos cívico-militares y 11 días considerados "de arraigo" entre los mexicanos, como el Día de la Virgen de Guadalupe, Día de Reyes, de la Madre, del Padre y la Semana Santa.

En los días de Año Nuevo y Navidad, la tropa se dividirá en un 50 por ciento para festejar estas fechas; lo anterior, independientemente de las vacaciones que por ley les corresponda (20 días por año).

Es de suponerse que estos beneficios también serán para los integrantes de la Armada de México.

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