El despegue de Joaquín Filio

Sus cuentos tienen la virtud de adentrarnos en pequeños mundos ficcionales

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Entre las nuevas prácticas y formas de lectura que se generan a partir de las publicaciones en digital debemos resaltar la mayor aceptación y difusión que están teniendo los libros y revistas artesanales y la plaquette, que se han convertido en opciones alternativas tanto para los lectores como para los escritores. La calidad literaria de los textos y no el formato es lo que finalmente constituye la relevancia o trascendencia de una publicación. Ante los ojos del lector, especialmente los de este siglo, su lectura es más viable y práctica.

Por lo anterior, en su mayoría los escritores más jóvenes están optando por estas formas para publicar y difundir su obra, incluso como ediciones independientes, lo cual hace emerger una generación involucrada no solo con el proceso de escritura, sino también en la edición y publicación, comercialización y difusión, interviniendo en todo el proceso que conlleva crear y distribuir una obra literaria.

Tal es el caso que destaco del joven escritor Joaquín Filio, quien en 2016 obtuvo la mención honorífica del prestigiado concurso nacional de cuento Beatriz Espejo; y recién este año, como miembro del Taller Hipogeo del escritor Víctor Garduño, publica, en modalidad de plaquette, “Mediocre”, una serie de ocho cuentos breves.

La narrativa de Joaquín es de aquellas que poseen un sello identitario, su mundo narrativo se construye en esta publicación a partir de convertir en verosímil lo surrealista y lo anecdótico que prevalecen en cada relato, cada personaje principal posee una característica en apariencia irreal o inverosímil que finalmente se convierte en lo medular.

Sus cuentos tienen la virtud de adentrarnos en pequeños mundos ficcionales donde habita desde un niño que escupe monedas, una mujer con la rara enfermedad de la invisibilidad, un abuelo convertido en árbol o un hombre enamorado de una palabra, sin duda mi relato favorito, pues en “Lenguaje, mi amor” Joaquín logra describir exactamente lo que le sucede a un escritor cuando se enamora perdidamente de una palabra, y de una mujer seguramente también. 

Entre sus escritos Julio Cortázar, con la experiencia de ser un gran cuentista, menciona que el cuento debe poseer esa magia de la ruptura de lo cotidiano y lo anecdótico para lograr que el lector se aísle de todo lo que lo rodea para adentrarse en el cosmos que lo seduzca de la narración.

Y así sucede al leer las páginas de “Mediocre”, donde la soledad, la muerte, la familia y el mismo amor son tópicos que irrumpen en la cotidianeidad vuelta hartazgo, fango en el que se sumergen nuestros anhelos y sueños convirtiéndolos en simple mediocridad en la que navegamos sin rumbo y sin esperanza.

Del mundo narrativo de Joaquín salimos al término de su lectura con la inquietud de leer más de él; es un excelente cuentista y narrador que inicia el despegue con “Mediocre” y esperemos nos lleve de pasajeros hacia otros horizontes narrativos.

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