El espíritu que cuida un sombrero de mariachi

Un expolicía cuenta cómo un muerto le 'reclamó' haber tomado algo que era suyo.

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No se trataba de un difunto, sino de una grabación de un documental, pero fue un susto para los policías.
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hoy toca el turno para que nos platique sus experiencias paranormales el exoficial Manuel Manrique Talavera, quien trabajó por casi 20 años como policía en diversas corporaciones.

En la entrevista nos platicó dos casos, uno de ellos salpicado con un poco de humor negro, pero el otro es sin duda un caso más terrorífico, esto fue lo que me dijo:

“A principios de los años noventa, para el mes de noviembre, recibimos el reporte por radio de un aparente suicidio o asesinato en una casa del fraccionamiento Del Arco, al norte de la ciudad de Mérida, cerca de Plaza Fiesta”.

A mi compañero y a mí nos tocó ir ya que estábamos muy cerca, eran como las once de la noche, y esa zona de la ciudad siempre había sido muy tranquila, se trataba de un reporte poco común.

Cuando llegamos vimos que había varios carros en la puerta y más de 15 personas en la entrada de esa casa, de inmediato nos bajamos de la patrulla, y conforme entrábamos vimos un ataúd en la sala de la casa, unas personas rezando y dos jóvenes con cámaras de video y tripiés grabando la escena.

Por un instante pensé que se trataba de alguna persona famosa que había fallecido, pues no buscaba otra razón por lo cual se grabara semejante acto, pero recordé el reporte y me di cuenta de que había muchas cosas extrañas.

Cuando uno de los camarógrafos “tomó” a mi compañero, éste le dijo que apagara la cámara, al tiempo que un joven me decía que me corriera más atrás y que no hiciera ruido; en ese momento escuchó el grito de “¡corte!” ¡y que se levanta el muerto de su ataúd!

“No pude evitar dar un salto (yo estaba a menos de dos metros de distancia del “difunto”) ante las risas discretas de todos los presentes. 

Todo se trataba de la filmación  de un trabajo escolar de unos jóvenes que estudiaban Ciencias de la Comunicación, y pues un vecino de ahí, al ver el ataúd y tanta gente había llamado a la policía pensando en que algo extraño ocurría ahí.

El exagente no se explica cómo un objeto inanimado, como un sombrero de charro, pudo levantarse por sí sólo más de un metro y estrellarse en su espalda

Falsa alarma, pero mientras tanto el susto al ver el difunto pararse de su ataúd nadie me lo quita, créanme que por un instante me creí lo que mis ojos veían.

Sin embargo, así como hay falsas alarmas, también los policías de pronto se han topado con sucesos paranormales de la manera más inesperada, y por ello don Manuel nos habló sobre otro caso que le ocurrió que si fue real.

“En toda mi carrera solo tuve una vivencia paranormal, siempre escuché a mis compañeros platicar cosas que les pasaban pero yo tuve la fortuna o desfortuna de sólo pasar por un suceso así”.

“Resulta que a fines de los noventas me dieron vacaciones de una semana, me fui a casa de mis papás y aproveché para hacerles varios “arreglitos” a su casa, ya que como son de edad no pueden hacer muchas cosas, por eso les pinté la casa, les limpié el patio y pasé a la bodega muchas cosas que ya no les servían y que sólo estaban haciendo bulto”.

“Estaba en eso cuando de pronto vi un sombrero de mariachi, lo iba a llevar a loa bodega cuando mi papá me dijo que no, que era un recuerdo de su hermano (había fallecido hace más de 10 años, era mariachi) y que quería tener ese sombrero ahí en donde estaba en el cuarto donde dormía”.

“Yo le insistí que sólo era basura, y en tono de broma le dije que su hermano no se iba a molestar si lo llevaba a la bodega, en ese momento el sombrero yo ya lo había bajado y lo había puesto en una silla, pues les juro por lo más sagrado que tengo que al instante de que yo terminaba de decir esa frase el sombrero salió volando hacia mi espalda, como si alguien me lo hubiera aventado, yo estaba de espaldas a la silla pero mi papá estaba de frente y solo alcancé a ver sus ojos de terror cuando veía como el sombrero se levantó solo y se fue hacia mí”.

“Ha sido lo peor que me ha pasado en mi vida, lógicamente no había nadie más en el cuarto y el sombrero obvio pesa demasiado como para que el viento lo levante más de un metro y me lo aviente con fuerza a mi espalda”.

“En ese momento no se de donde agarré valor, pero levanté el sombrero del piso, lo puse en donde estaba antes colgado en la pared, me persigné y salí de ahí, no cabe duda que el alma en pena de mi tío aún esta ahí y de plano se molestó con la idea de llevar su sombrero a la bodega”, finalizó.

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