El Ilustrador: Cholul y sus nuevos habitantes

'No estoy contra los nuevos habitantes, pero sí de que quieran imponer su forma de pensar para cambiar usos y costumbres'.

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En la comisaría de Cholul se respira todavía un ambiente campirano. (SIPSE)
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Sergio Grosjean/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- La semana pasada escribí acerca de una situación particular del antiguo poblado de Cholul, y que se relaciona con la conurbación, cambio sociocultural e incluso identitario, mismo que se encuadra en un enmarañado proceso de transición espacial producido por el desarrollo de Mérida.

A grosso modo, explicaba que la gente que ha llegado a vivir al sitio es de diversa raza y credo, es decir, personas cuyo origen puede ser de Europa, Estados Unidos, Canadá, del norte, centro y sureste de la república mexicana, etc. 

A algunas personas no les gustó mi comentario, porque lo sintieron xenofóbico, situación que es un imaginario. El artículo lo escribí a petición de algunos pobladores, ya que ellos, como nativos, están sufriendo los embates de la metropolización.

Imposición

Lo voy a repetir de manera clara y vehemente para que luego algunos (as) no comiencen con sus vaciladas y me tilden de amargado social: No estoy en contra de estos nuevos habitantes, todo lo contrario, pues estos pueden traer riqueza y diversidad. De lo que sí estoy en contra es que algunos de estos noveles habitantes quieran imponer su forma de pensar con la finalidad de cambiar los usos y costumbres.

Para el caso, una señora opinó que los fiesteros convierten las fiestas de Cholul en verdaderos bakanales, en los que la gente se embriaga en la vía pública, para finalmente cuestionar si esos son usos y costumbres.

Antes de referirme a ese tema específico, quiero citar que revisando las pocas  investigaciones de carácter antropológico y etnográfico que se han desarrollado en Cholul, me encuentro  que se reportan los evidentes cambios en el espacio, servicios e infraestructura, denotando que la urbanización se expande ininterrumpidamente, pero con un marcado matiz irregular y desordenado. Sin duda, esta situación ha afectado la vida cotidiana de los habitantes nativos de Cholul de forma definitiva en varios ámbitos; llámese fiestas patronales y gremios,  antiguas prácticas tradicionales mayas en las que sin duda incluimos a los campesinos, las laborales, migración, educación y, por supuesto, en la dinámica familiar. 

Al respecto de las fiestas a las que la citada señora se refiere como bakanales, si mal no recuerdo en el estado de Yucatán la enorme mayoría de las comunidades rurales, pueblos, barrios y ciudades poseen un santo patrono en cuyo honor se desarrollan conmemoraciones al menos una vez al año.

Fiestas y convites

Cholul no es ajeno a ello, e históricamente en esas fiestas hay convites en el que las bebidas espirituosas  -llámese cerveza o aguardiente- son parte medular. Y si queremos retroceder  un poco más el tiempo, Cholul es un sitio que fue habitado desde el periodo prehispánico, y entre los antiguos mayas, tanto mujeres como hombres, se embriagaban en determinadas festividades.

Entonces pregunto ¿Por qué querer cambiar esa tradición? ¿Por qué intentar prohibirles a los habitantes consumir bebidas embriagantes durante sus festividades, es porque orinan en las calles? Es obvio, pues si ya consumieron bebidas de diversa índole y "wixan" –orinan- en la vía pública es porque no hay baños públicos. De tal forma, no los satanicemos, simplemente adaptémonos a la situación y proporcionémosles baños portátiles.

¿De qué manera pueden trasportarse los pobladores nativos  al concluir sus celebraciones si la enorme mayoría no tiene vehículo y así están acostumbrados a trasladarse?  Y si hago referencia a este último punto es porque ahora la policía estatal patrulla como nunca el poblado, y mucho gusto nos da, pero el problema es que en sinnúmero de ocasiones si ven a alguien en bicicleta o a pie por las noches lo detienen y lo tratan como delincuente, sobre todo si tiene aliento alcohólico. Allá sí los oficiales deberían ser un poco más prudentes.

Amenazas

Finalmente, me contaba don Luis, el de la tienda de materiales ubicada en la calle 25 a un lado del vivero, que un argentino lo ha amenazado sinnúmero de veces con cerrarle su negocio por la sencilla razón que cuando se estacionan los camiones de transporte de material, éstos estorban su camino cuando pasa por allá. También nos relató que hace poco un grupo de vecinos de Cholul fueron insultados por una señora del Altiplano porque arrojaron voladores en un festival; experiencia similar al buen albañil Jaruco.

Ejemplos como estos hay muchos, y de lo que se trata es que los nuevos pobladores se integren para que haya una excelente comunión con los antiguos habitantes.

Mi correo es [email protected] y twitter @sergiogrosjean.

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