El Ilustrador: Muere gobernador por exceso de velocidad

En 1926 José María Iturralde Traconis fallece en la salida a Valladolid, al volcar a la 'vertiginosa' velocidad de 40 kilómetros por hora.

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Hoy como ayer los accidentes siguen siendo noticia en Yucatán. (Jorge Pallota/SIPSE)
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Sergio Grosjean/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El transporte vehicular existe en la ciudad de Mérida desde tiempos inmemoriales y, por consiguiente, a la par con su crecimiento los conflictos entre conductores fueron de la mano.

Y para el caso, hasta donde sabemos, el reglamento más antiguo de Policía de Mérida es del año 1854.

El transporte colectivo inició pocos años más adelante ya que  el primer tranvía de tracción animal que circuló en la ciudad fue en 1880.

Esta iniciativa la tuvo don Eusebio Escalante Bates, que en sus inicios, sólo comunicaba la plaza principal con la estación de ferrocarriles en la Mejorada.

El omnibús

Nueve años después, don Gregorio Torre inauguró en el zaguán de la esquina de las calles 61 por 64, el primer  servicio urbano de camiones de tracción animal para pasajeros, a los que se les llamaba omnibuses, pues la palabra guagua no había sido importada y, de hecho, muchos de los que todavía no han olvidado la nomenclatura vernácula, la esquina citada lleva el nombre de “Omnibús”.

Siendo el año de 1886, el ingeniero mecánico alemán Karl Benz, cambió el rumbo de la historia al manufacturar un vehículo motorizado de tres ruedas, siendo éste reconocido oficialmente como el primer automóvil patentado del mundo.

La historia nos narra que dos años después, este hombre logró terminar tres vehículos y su esposa Bertha tuvo la idea de robarle uno, pues pensaba que era la mejor forma de promocionarlo y para el caso, un día materializó su pillada y se escapó en compañía de sus hijos y mayordomo con dirección a casa de su madre que se encontraba a 80 kilómetros.

Se considera que este fue el primer viaje en su tipo en la historia, y fue tan exitoso y le dio tanta publicidad, que Benz logró vender gran número de ellos.

Al poco tiempo comenzó a generalizarse el uso de vehículos motorizados y, por desgracia, también los accidentes fueron creciendo al mismo ritmo, siendo que el 17 de agosto de 1896 se registró el primer accidente mortal automovilístico en Londres, y esto como resultado de la imprudencia de su chofer al conducir a la descabellada velocidad de ¡12.8 km/h! Un especialista londinense de aquellos tiempos comentó que este tipo  de accidentes no debería repetirse, y por eso exhortaba a la población a no rebasar el límite de velocidad que era de ¡6.4 km/h!

Primer auto en Yucatán

Dos años después, es decir, en 1898 llega al puerto de Progreso el primer automóvil que adquirió Nicolás Escalante Peón, y años después, José María Iturralde Traconis, quien siendo gobernador  del estado de Yucatán falleció a casusa de un accidente automovilístico en 1926.

Increíble, pero cierto, pues la nota periodística indica que este  ilustre hombre conducía su Ford T a exceso de velocidad  -40 km/h-, y se volteó en la curva donde ahora está su monumento a la entrada de Valladolid.

Este año de 2012, en nuestro estado se han contabilizado más de 8 mil accidentes viales, y más de 200 muertos. La semana pasada fue especialmente terrible, pues hubieron muchos fallecidos y nos preguntamos: ¿Por qué siguen habiendo varios muertos si uno es demasiado?

La causa se relaciona con el efecto y la imprudencia casi siempre está presente. Son varios los factores que influyen en los accidentes, y éstos no ocurren por mera  casualidad o porque el destino haya tejido su telaraña diabólica, pues tal como alguna vez dijo el poeta Hebbel: “Debemos obrar no para ir en contra del destino, sino delante él”.

Imprudencias

Pero esto resulta complejo para algunas personas, y como ejemplo he sido testigo de mujeres fodongas maquillándose mientras conducen al ritmo que se meten un pitillo a la boca y regañan a sus hijos porque se les hizo tarde.

Otros colegas de las artes libadoras se retiran de su cantina favorita con dos cuchillos en la espalda, y como ya están poseídos del dios Baco, agarran valor y con una mano al volante guían su caballo desbocado mientras que, con la otra, le llaman a alguna pielecita o a su chamaquito. Cuestión de gustos. No menos importante es citar a los  conductores que montan en la moto a su mujer, niño y, si es viable, al loro.

Ayer domingo 18 de noviembre, la Organización de las Naciones Unidas instauró “El Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de los Accidentes de Tránsito”, rindiéndole tributo a los accidentados. Nada más para darnos una idea de lo costoso que resulta para el país la imprudencia, alrededor del 1.7% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, poco más de 150 mil millones de pesos, son los daños económicos derivados de los accidentes viales y ya ni quiero mencionar el dolor y muerte que se provoca al no  respetar el reglamento de tránsito.

Queremos aprovechar la ocasión para enviarle un abrazo a nuestro amigo, el ingeniero  vial, René Flores Ayora, quien desde su trinchera de la calle 52 por 53 promueve de manera incansable la seguridad vial en nuestra querida Mérida. ¡Por los calzones de Ayrton Senna da Silva (q.e.p.d)! Mi correo es: [email protected].

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