Las mujeres de San Simón, un ejemplo de devoción a su pasado y a su trabajo

Nancy Tzek señala estar agradecida por trabajar en Uxmal y ser parte importante del rescate y conservación de la imponente ciudad maya

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En el proyecto Uxmal, las mujeres del vecino poblado de San Simón han tenido un espacio de oportunidad de empleo y capacitación que les ha servido para revalorar su cultura. Durante la presente temporada de obras de exploración y restauración del Palacio del Gobernador en esa zona arqueológica participan doña Sebastiana Cih y tres de sus nietas y dos hijas políticas, quienes están a cargo de la limpieza de un grupo de montículos que corresponden a la última ocupación de la antigua ciudad.

Lo que realmente llena de satisfacción y orgullo es el empoderamiento que están adquiriendo las pobladoras de San Simón con respecto al valor de su trabajo, aunque sea eventual, la conservación y el aprecio que le tienen a la zona arqueológica.

Un ejemplo claro del redescubrimiento y la revaloración que le dan estas mujeres a su labor y a la zona arqueológica son los comentarios de Nancy Tzek, que señala estar agradecida por trabajar en Uxmal y ser parte importante del rescate y conservación de la imponente ciudad maya, ya que con su trabajo mantiene limpio el terreno donde se asientan los edificios de Uxmal.

“Estoy orgullosa de venir a trabajar. Antes, cuando estaba chica, mi abuela decía que en Uxmal hay muchas cosas bonitas, hay figuras de piedra de tortugas, de serpientes de cascabel… eso decía mi abuela, porque ella venía a trabajar en Uxmal. Algún día, si ya me morí, tú vas a ver todo lo que te conté, decía mi abuela. No conocía Uxmal, aunque vivimos cerca no lo conocía, pero hoy lo conozco todo”.

Esta revaloración la impulsan las abuelas como doña Sebastiana, quien transmite los conocimientos que heredó de sus padres y abuelos a los nietos e hijos, así como los augurios, con la herbolaria, que de manera cotidiana narra de sus hijas políticas y nietos.

La remuneración que reciben por el trabajo que desempeñan es menor que el salario de un trabajador de base, pero la visión y la valoración de su actividad en la zona de monumentos es enorme, aun sabiendo que hay personal que debe hacer la labor.

Si esta experiencia se replicara entre los otros empleados, estaríamos formando nuevas generaciones de personal con una mística de servicio, como la de aquellos antiguos trabajadores, verdaderos guardianes del INAH, que laboraron de los años treinta hasta los ochenta en la vigilancia y conservación del patrimonio de la cultura maya.

Es tiempo de que, con esta cuarta transformación que nos restringe todo, nuevamente tomemos conciencia del compromiso que tenemos con esta noble institución.

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