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Es sabido que la designación de funcionarios del gabinete de un presidente se desprende del análisis del currículum, experiencia, capacidad y una buena dosis de amiguismo. Prueba de esto es Ángel Carrizales López, postulado por AMLO hasta en cinco ocasiones para cargos en organismos energéticos, y que al fin logró incrustarlo como nuevo titular de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (Asea). Tanta insistencia huele mal.

Lo comentamos porque el pasado sábado, en la conmemoración del Día de la Armada, López Obrador dijo que eligió al actual secretario de Marina, porque “analizando su historia, resulta que a él le correspondía desde el sexenio pasado, respetando los escalafones, pero, por cuestiones que no vienen aquí al caso señalar, se le hizo a un lado, y se estaba cometiendo una injusticia, y en las instituciones se tiene que actuar con legalidad, siempre, y por eso decidí nombrar al almirante José Rafael Ojeda Durán”.

Bien que el Ejecutivo haya querido congraciarse con el jefe naval, pero, contradictorio como es, olvida que, si solo fuera por respetar el escalafón militar, entonces al actual secretario de la Defensa, general Luis Cresencio Sandoval, no le correspondería ocupar el cargo, pues había (hay) generales más antiguos que él.

Qué bueno que el presidente haya estudiado a detalle los expedientes de los prospectos, y qué mejor que celebre no haberse equivocado al nombrar a Ojeda Durán, a quien se le respeta y estima en el medio naval (como a la mayoría de quienes han estado al mando de la Armada), pero decir que se le hizo a un lado el sexenio pasado equivale a decir que el almirante Vidal Francisco Soberón Sanz no era el idóneo, lo cual es incorrecto, o buscaba incordiar, pues si bien éste es de una antigüedad de la H. Escuela Naval posterior (1970) a la de Ojeda Durán (1969), su elección quedó en manos de su antecesor, Enrique Peña Nieto, y Soberón tuvo un desempeño sobresaliente.

El mandatario dijo también que las elecciones (de Semar y Sedena) pudo hacerlas “con absoluta libertad”, lo cual no es nada que él haya establecido, pues así lo hicieron otros. Por ejemplo, Luis Echeverría eligió a Luis M. Bravo Carrera, un almirante en situación de retiro y que con renovados bríos asumió el mando de la Marina, y entregó la estafeta al almirante ingeniero mecánico naval Ricardo Cházaro Lara, quien navegó con José López Portillo en un derrotero que incluyó desde “la bonanza” petrolera hasta los aciagos días de finales de 1981 cuando la nacionalización de la banca.

Es cuestión de ir a la historia para conocer cómo fueron elegidos los mandos de Marina y Ejército por los presidentes en turno, igual que, como presume el actual: “Sin ningún conflicto de intereses y con absoluta libertad”. Y, a diferencia de Carrizales, todos han tenido experiencia, capacidad y trayectorias impecables, de manera que encabezar sus instituciones es una forma de culminar toda una vida en la milicia. Lamentablemente, solo llega uno de entre varios que tienen los méritos necesarios.

Anexo “1”

Marinos “escritores”

En otra parte del mensaje del 23 de noviembre, en el que dirigió elogios al almirante Ojeda Durán, el presidente Andrés Manuel López Obrador destacó que, en los años 80, cuando había más corrupción, el ahora secretario de Marina escribió un libro sobre el daño que causaba esa práctica a nuestro país. “Porque ahora escribir un libro sobre el daño que causa la corrupción no es ninguna novedad, y espero que se convierta en un lugar común, pronto, pero en ese entonces fue muy importante escribir ese libro”, dijo.

En efecto, como parte de la Maestría en Seguridad Nacional que cursó en el Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav), Ojeda Durán presentó la tesis: “La Sociedad Mexicana, Corrupción y Democracia, su Influencia en la Seguridad Nacional”. Quizás al presidente le llame la atención este hecho por el tema, la corrupción, bandera en su gestión. Pero todos los cursantes del Cesnav, como en el medio civil, tienen que presentar una tesis. Incluso desde el curso de Mando Naval escriben artículos o ensayos sobre diversos temas relacionados con sus carreras.

Incluso, el año pasado, el almirante José Luis Vergara Ibarra, actualmente comandante de la Quinta Región Naval con sede en Isla Mujeres y quien fuera mencionado como prospecto para dirigir laSemar, presentó su libro “La Seguridad Nacional de México Hacia Una Visión Integradora”, en el que propone un modelo matemático que permita analizar y fortalecer el poder nacional y la seguridad nacional. Nada nuevo, pues, lo de marinos “escritores”.

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