Una tarea escolar los convirtió en empresarios

Alfonso Xool Moo y Cristina Espinosa López desarrollaron un proyecto innovador, en el cual ofrecen un servicio verde y sustentable.

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Alfonso Xool Moo y Cristina Espinosa López desarrollaron el proyecto innovador de una bicicleta con material de bambú cuya energía cinética se puede convertir en energía para cargar un celular. (César González/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- De una tarea escolar Alfonso Xool Moo y Cristina Espinosa López, estudiantes de la Universidad del Valle de México (UVM), comenzaron una empresa verde que promueve un servicio arquitectura y paisajismo sustentable aprovechando las propiedades naturales y estéticas del bambú para emprender Bambootec, con el que evitan el uso de madera de árboles para no ser parte del problema de la deforestación.

Los jóvenes han ganado el premio Municipal de la Juventud y fueron finalistas del concurso nacional de empresas verdes Cleantech Challenge, obtuvieron el primer lugar del programa Certeza Jóvenes con el que ganaron la incubación en la Universidad Anáhuac Mayab y desarrollaron el proyecto innovador de una bicicleta con material de bambú cuya energía cinética se puede convertir en energía para cargar un celular. Este año también fueron de los proyectos finalistas del premio Santander para emprendedores. 

¿Cómo nació su proyecto, por qué apostar a un negocio de bambú?

Alfonso: Comenzó por un trabajo escolar de la materia de arquitectura sustentable en la ciudad, en el que se nos retó a hacer un techo verde con todo el grupo y decidimos usar el bambú, esto lo presentamos en un evento del Día de la Tierra, y muchas personas querían comprarnos, entonces decidimos hacer el negocio, invitamos a todos los compañeros pero sólo Cristina y yo lo tomamos en serio.

Cristina: E proyecto era pesado porque en un inicio no sabíamos cómo hacerlo, no teníamos muchos fundamentos pero en cuanto decidimos arrancar, investigamos, cotizamos y aprendimos lo necesario para trabajar mejor.

¿Para arrancar el negocio cómo obtuvieron los recursos?

Alfonso: La idea se nos ocurrió, luego que lo desarrollamos y meses, metimos el proyecto al Premio Municipal de la Juventud, en la categoría de emprendimiento en el que ganamos 15 mil pesos a fondo perdido y nos ayudó para comprar maquinaria que todavía usamos. 

Cristina: Además tuvimos el apoyo de la UVM para participar en la Expo Construcción y ahí presentamos unos productos y de ahí salieron de nuestros primeros proyectos.

¿Cómo contribuyen al medio ambiente con su negocio?

Alfonso: como usamos madera de bambú evitamos que se use madera de árbol y haya deforestación, además se produce aquí es una especie endémica y usamos insumos de proveedores locales. 

¿Ventaja competitiva?

Cristina: creo que el éxito de nuestro producto tiene que ver con la personalización del producto, nos adaptamos a lo que pide el cliente, platicamos con ellos, le presentamos las propuestas, eligen y además les damos seguimiento para darle soporte y asesoría a los clientes. También  tiene que ver con el tema ecológico, porque a la gente le gusta saber que es un producto sustentable. 

¿El factor joven cómo influyó en su emprendimiento?

Cristina: La pregunta que siempre nos han hecho hasta la fecha, a veces, es: ¿Quiénes son los dueños del negocio? Porque creen que nosotros somos empleados (risas). 

Pero lo resolvemos con el dominio del tema, porque como que nos ponen a prueba, nos hacen preguntas de todo tipo y cuando comprueban que podemos responder sin problemas se convencen del conocimiento que tenemos tanto del servicio  y de las plantas.

¿Cómo se capacitan para el servicio?

Alfonso: Para el tema de las plantas, tomamos cursos de huertos urbanos que dio el Ayuntamiento, haciendo investigación de campo en viveros e investigando.

¿Cuáles son los siguientes pasos para Bambootec?

Cristina: La diversificación y la industrialización de los procesos. Actualmente tenemos personal temporal y en proyectos simultáneos hemos juntado hasta 12 personas trabajando en la misma semana y queremos crecer. Afortunadamente el mercado yucateco nos aceptó fácilmente porque la gente está interesada en el tema sustentable y “conciencia verde”, y nosotros no tenemos miedo de compartir lo que hacemos.

Tenemos pendiente sacar al mercado una bicicleta con bambú que a través de la energía cinética puede cargar un celular. Lo desarrollamos en la incubadora de la Universidad Anáhuac Mayab, tenemos el modelo de negocios, pero nos falta inversión.

¿Cuál es la lección más importante que han aprendido en esta labor?

Cristina: La importancia de la disciplina, creo que todo emprendedor debe practicarla, y nosotros nos convencemos cada día más de la necesidad de ser disciplinados para trabajar y cumplir, no dormir si es necesario.

¿Qué consejo podrían compartir a sus contemporáneos emprendedores?

Cristina: Reinvertir en su empresa, desde lo primero que ganamos lo hicimos y nos ha funcionado.

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