Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Si yo preguntara a ustedes, amigos lectores, dónde vive un alux, quizás sus respuestas serían: “en el monte”, “en las cuevas”, “en grutas”, “ruinas arqueológicas” y también no faltará quien diga que viven en el patio de alguna casa.

Pero si les dijera que había uno que vivía en la plaza principal de una población ¿lo creerían? Por insólito que parezca, esto ocurría en el municipio de Bokobá, ubicado a 45 minutos de Mérida, ya que varios pobladores no sólo afirmaban haberlo visto, sino que también lo fotografiaron.

Así que me trasladé al poblado para descubrir qué tan real podría ser este caso, que de tan solo escucharlo resultaba sorprendente.

De acuerdo con los pobladores antiguos, cuenta la leyenda que antes que se fundara Bokobá, la parte que hoy ocupa la plaza principal, el palacio y los alrededores, eran parte anexa de un centro ceremonial maya, y conforme se fue construyendo la población los aluxes que ahí vivían se fueron yendo monte adentro.

Sin embargo, hubo un alux que rehusó irse y edificó su vivienda un metro bajo tierra e hizo un pequeño pasadizo subterráneo. Con el paso de los años y de las generaciones, Bokobá creció y justo sobre la casa del alux se construyó lo que hasta ahora es el parque infantil, ahí en la misma plaza principal.

Por ese motivo hay quienes aseguran que han visto rondar al alux en ese sitio y que incluso, algunos niños osados han jugado con él, aunque, claro, no faltan los que temerosos han ido a decirle a sus padres pero éstos no les creen.

Una foto reveladora

Me enteré de todo esto a raíz de que me entregaron una foto donde se veía el presunto alux, a un costado del parque infantil. Por ese motivo viajé a Bokobá y me sorprendió el hecho de que la foto fue tomada por un policía cuando hacía sus rondas en el turno nocturno, en la madrugada, pudo captar al mítico ser.

Otros policías entrevistados, con cierto nerviosismo aceptaron que han escuchado sobre el alux pero han tenido la “fortuna” de no haberlo visto y es que aunque para algunos sea una ilusión o un objetivo verlo, para otros es un infortunio y ya sea por miedo o por respeto –como ellos dicen- prefieren no topárselo.

Luego de las entrevistas, decidí regresar por la noche para realizar un “ritual de canalización” (una especie de mudanza), con el objetivo de trasladarlo a otro sitio más tranquilo, ya que por todo lo que me había platicado la gente, al parecer este alux “no se hallaba”, por ver a decenas de personas todos los días (normalmente los aluxes sólo se acostumbran a los propietarios o conocidos de las viviendas o terrenos en donde se encuentran).

Por desgracia, en ese primer ritual no lo pudimos ver, ya que la gente corrió la voz de nuestra llegada y a la hora de hacerlo más de 300 personas ya estaban en el parque, viendo con curiosidad lo que haríamos.

Tuvimos el apoyo de la policía y por supuesto del Presidente Municipal de esa administración (esto fue hace tres años) y en el segundo intento pudimos realizar con éxito el rito, el cual me enseñó un sacerdote maya (h’men).

Cuando atrapamos, de forma espiritual, al alux en una caja, la llevamos varios kilómetros monte adentro en lo que desde ese entonces se convirtió su nueva casa. Ahí vive tranquilo sin que lo molesten y sin que él moleste a nadie.

A partir de ese momento, las manifestaciones en la plaza cesaron por completo, según nos informaron, por lo que el ritual fue un éxito.